El alto alemán tiene sus primeros testimonios escritos, aparte de las 25
antiguas inscripciones rúnicas de los siglos VI y VII, en los
documentos manuscritos de la segunda mitad del siglo VIII. Este periodo en la historia del
alemán abarca desde el 750 al 1050 y se caracteriza por la dominante
posición del latín como medio de escritura. Notable es la balada heroica
titulada Hildebrandslied.
El primer testimonio poético en alto alemán, en dialecto franconio meridional, se debe a Otfrid de Weissenburg, monje alemán, que en la primera mitad del siglo IX compuso un poema de 7.416 líneas titulado Liber Evangeliorum. El poema está dividido en cinco libros, supuestamente para la purificación de los cinco sentidos. El primero está dedicado al nacimiento y bautismo de Cristo, el segundo a su vida, desde la tentación a la sanidad del leproso tras el sermón del monte, el tercero a milagros seleccionados hasta la sentencia a muerte del sumo sacerdote, el cuarto a la pasión y el quinto a la resurrección, ascensión y juicio final. Todos los libros están divididos en capítulos, que no fueron invariablemente escritos en el orden presente. Aunque la obra es el primer ejemplo de antiguo alto alemán, esta forma de poesía no era una innovación. Los modelos más antiguos de Otfrid habían derivado su forma de Francia, estando no sólo el sistema de rimas en agudo contraste con la aliteración germana, sino que los versos tienen cuatro acentos en lugar de dos. Sin embargo, en las partes más antiguas del poema hay claras huellas de la antigua poesía germánica de dos acentos con aliteración. El sistema de cuatro acentos, sin duda, surgió en Alemania, así como la estrofa de Otfrid, que consiste de dos líneas, cada una compuesta de dos medias líneas armonizando en rima y con cuatro acentos. Esta estructura puede ser ilustrada por el siguiente ejemplo (i. 19):
Ióseph io thes sinthes ------- er húatta thes kindes
(uuas thíonostman gúater), ---------- bisuórgata ouh thía múater.
Estéticamente, la obra es un híbrido teológico en torpe verso, que no es ni épico ni una serie de himnos piadosos, pero históricamente es un indicador de la enseñanza clerical del periodo carolingio. Lingüísticamente, es casi la única fuente para un cierto conocimiento de la métrica, sintaxis y ortografía del antiguo alto alemán.
Durante el primer milenio d. C. buena parte de
las hablas germanas experimentaron una serie de mutaciones fonéticas que pueden
ser resumidas en la conversión de las oclusivas sordas en fricativas o
africadas y las oclusivas sonoras en sordas. Esas mutaciones, conocidas como segundo
desplazamiento fonético, formaron la lengua
conocida como alto alemán, cuya emergencia se produce entre los siglos V al
VII. Las mismas mutaciones penetraron parcialmente en el área
germánica central, pero dejaron sin tocar el dialecto septentrional. Hasta el 1100, época en la cual empezó a aparecer una lengua general basada en el llamado alemán superior, se habló el antiguo alto alemán, conjunto de dialectos sin una lengua literaria normalizada. El alto alemán moderno procede del medio, análogo al que en el siglo XVI empleara
Lutero para traducir la Biblia. Se suele decir que la línea divisoria que delimita el uso del alto alemán va de este a oeste desde
Aquisgrán, sur de Düsseldorf, Kassel, Magdeburgo y Berlín hasta Fráncfort
del Óder. A su vez el alto alemán se subdivide en: el alemán superior, que se habla en Suiza, Austria, Liechtenstein y sur de Alemania, y el alemán medio, que se habla en Luxemburgo y la zona media de Alemania. |