El término lengua flamenca es una denominación regional con la que se denomina
al holandés (holandés-flamenco). Aunque lingüísticamente es más
correcto usar el término neerlandés, las denominaciones holandés y flamenco permanecen muy arraigadas, porque poseen una significación política y cultural
concreta, especialmente en lo que se refiere a los dialectos orales que se hablan en la región, que constituyen una cadena de dialectos eslabonados a través del territorio flamenco-holandés. En 1579, las regiones norte y sur de los Países Bajos, se separaron políticamente y se constituyó un gobierno independiente en el norte, las Provincias Unidas. Cuando Francia ocupó las provincias meridionales, en el año 1794, el
francés pasó a ser la lengua oficial. Es más, durante la efímera unión de Bélgica y Holanda para formar un solo reino, (1815-1830), los habitantes del sur de Bélgica, siguieron hablando francés, (conocido por
valón), en tanto que los habitantes del norte se aferraron a sus respectivos dialectos flamencos. Esta misma situación lingüística ha persistido después de la independencia de Bélgica en 1830 y se mantiene hoy vigente. Tras una dilatada lucha que culmina en 1938, el flamenco es la lengua oficial del norte de Bélgica en igualdad de condiciones que el francés, lo que convierte a este país en un estado bilingüe.
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