A mediados del siglo XX se descubrió en Surkh-Kotal, en
Afganistán septentrional una inscripción bien conservada de 25 líneas que era
el primer documento de cierta importancia y continuidad en escritura
tocaria (kuchea).
En la misma es posible leer el nombre y el título de un soberano kucheo,
Kaniska, y de la construcción de un santuario por Kaniska; esta inscripción se
remonta al siglo I o II d. C.
A juzgar por los estudios preliminares, la inscripción está redactada en un
dialecto iranio oriental que ocupa un posición intermedia entre el pashto y
el yidgha-munji por un lado y el sogdiano, cuarezmiano y parto por otra. A
partir de esta suposición los investigadores están de acuerdo en considerar
que su lengua representa uno de los dialectos de la antigua Bactriana adoptado por
los kucheos y fijado por ellos por escrito.
La identificación de la lengua de esta inscripción como bactriana no excluye
que documentos más tardíos en escritura tocaria (sobre todo de época
heftalita) puedan haber reflejado otros dialectos. Siguiendo las informaciones
de Xuángzàng la escritura tocaria estaba extendida por una vasta región que
comprendía Bamian, el valle de Kabul, las regiones pamirianas y Chitral.
La misma fuente nos enseña que la lengua de Bamian difería poco de la del
Tokaristán, mientras que en Kapisi la lengua era bastante diferente. Esta
lengua señala las diferencias entre la de Sugnan y la del Tokaristán; en
cuanto a la lengua del país de Shang-mi (¿Chitral?) parece ser completamente diferente de la del
Tokaristán. De la relación de los viajes de Huichao
(726-727) se puede concluir que en su época una parte de la población de Kotal² hablaba todavía tocario. Al-Biruni cita los nombres en tocario en su Kitab
as-saydana, Libro de las drogas.
La escritura tocaria se extendió por una amplia región que comprendía
Baian,
el valle de Kabul, las regiones pamirianas y Chitral.
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