Lengua Judeo-española
Situación geográfica
Historia
La lengua judeoespañola
(ladino, jidyó, judezmo) evolucionó durante varios
siglos separada por completo de la madre patria (Sefarad, España) con la que no ha conservado más que escasísimos y esporádicos
contactos. Fue la lengua de los judíos sefarditas en las ciudades de Europa
Oriental (en Bosnia, Macedonia, Grecia, Bulgaria, Rumania y Turquía) donde
vivían algunos millares, descendientes de los judíos españoles expulsados de España en 1492, y que encontraron asilo
en el imperio turco. También en el norte de África se instalaron otros, especialmente en Marruecos, donde eran conocidos como haketía. Estos judíos (muchísimos murieron durante la
Segunda Guerra Mundial, a consecuencia de las persecuciones raciales de los
nazis), han conservado hasta ahora su lengua, que a despecho de múltiples innovaciones debidas sobre todo a la fuerte influencia de los pueblos junto a los cuales habitan, corresponde admirablemente al
español del periodo clásico
(como la conservación de -f-, de la distinción entre s sorda y sonora y entre
z sorda y sonora, conservación del valor sh para x y
j). El judeoespañol, y en especial el usado en los libros religiosos, es conocido también como
"ladino", significando el verbo enladinar 'traducir al
español' (en especial textos hebreos o árabes). El hecho de que en el
Cantar del Cid se hable de un moro latinado muestra que en aquel tiempo ladino quería decir
"español", en oposición al árabe y a otras lenguas extranjeras. Quedan huellas de esto, asimismo, en varios sentidos especiales asumidos por la palabra
ladino en América Central y meridional. Una
de las grandes obras de los judíos sefarditas fue la traducción del
Antiguo Testamento conocida como Biblia de Ferrara y editada por Jerónimo
de Vargas y Duarte Pinel, español y portugués respectivamente, en
1553 en el Estado de Ferrara. |
Datos
Tras la Segunda Guerra Mundial los emigrados sefardíes se instalaron en Israel, en Estados Unidos (sobre todo en Nueva York y Los Ángeles) y en Hispanoamérica,
mientras que un reducido grupo inició su retorno a España.
En la actualidad, el judeoespañol es utilizado únicamente por los miembros de más edad de las comunidades sefarditas, sin que se transmita a las nuevas generaciones. Parece, pues, probable que desaparezca por completo en el transcurso de unas pocas
décadas. Está seriamente amenazada.
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Dialectos
Escritura
Hasta el siglo XIX, se siguió la inviolable tradición de escribir el judeoespañol con un tipo de
alfabeto hebreo (caracteres rashi), pero, a partir de esta fecha, se
comenzó a incorporar para la escritura el alfabeto
latino, haciendo uso de los principios de correspondencia sonido-letra basados en la práctica ortográfica francesa. Hasta bien entrado el siglo
XX, se mantuvo la publicación en judeoespañol de libros, revistas y periódicos, si bien en la
actualidad esta tradición ha desaparecido casi por completo. La
siguiente es una romanza medieval judeoespañola: Avre
este abajour, bijou avre la ventana por ver tu cara morena al Dió daré mi alma. Por la
puerta yo pasi y la topi cerrada; la llabedura yo besi como besar tu cara. No quiero más que me hables ni por mi puerta pases; más antes me querías bien angora te yelates. Si tú de mí te
olvidarás, tu
hermozura piedrarás. Ningún niño te endeñará en los mis brazos
mueras. Nótese en la
misma la característica alusión sefardita a la divinidad, Dió
en lugar de Dios, como una forma gramaticalmente enfática,
aunque ingenua, de atribuir la unicidad absoluta a Dios. |
Gramática
El judeoespañol conserva rasgos propios del español medieval tardío, entre los que se incluyen elementos de pronunciación y vocabulario que en
España se perdieron o modificaron, como los
sonidos f y g que en español moderno en algunos casos se
convirtieron en h, tales como fijo, fablar,
agora que en español son hijo, hablar, ahora; por otro, introduce características, de nuevo de tipo fonético y, sobre todo, nuevas entradas léxicas, que en ningún modo encontraron camino de vuelta a la Península.
Entre estas innovaciones hay que señalar un alto número de préstamos procedentes de las lenguas con las que el judeoespañol entró en contacto, sobre todo del
griego y del turco, aunque también de otras lenguas balcánicas y del
árabe.
Alfabeto Judeoespañol |
Letra |
Valor |
Letra |
Valor |
Letra |
Valor |
א |
[ø, a] |
ז |
[z] |
נ ן |
[n] |
ב |
[b]v |
'ז |
[] |
ני |
[] |
'ב |
[v] |
ח |
[,
] |
ס |
[s] |
ג |
[g] |
ט |
[t] |
פ |
[p] |
'ג |
[t,
d,
,
] |
י,יי |
[j] |
'פ |
[f] |
ד |
[d, ð] |
ל |
[l] |
ק |
[k] |
ה |
[a] |
לי |
[] |
ר |
[r] |
ו |
[v] |
ם מ |
[m] |
ש |
[s,
] |
En
diferentes manuscritos las letras que en el alfabeto aquí mostrado van seguidas
por un apóstrofe pueden ir consignadas con otros diacríticos, como una línea
encima de la letra o un segol supralineal.
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