La lengua kewa comparte, junto con otras lenguas papuanas,
la especialización del lenguaje basado en el tabú. Por ejemplo, cuando un
hombre kewa se casa se le pone un nuevo nombre, frecuentemente dado por su
mujer, pues su antiguo nombre debe ser evitado en la presencia de los hermanos
de su esposa, quienes se dirigen a él por el nombre que ella le ha dado.
Otra especialización del lenguaje consiste en la
utilización de un léxico diferente al normal mientras se ejercen actividades
religiosas que buscan la intercesión de espíritus poderosos para la sanidad
del enfermo. Los nombres que hacen referencia a las actividades del culto son
tabú y se sustituyen por otras palabras relacionadas. Esas nuevas palabras no
deben ser pronunciadas fuera de la zona por gente no afín a dicho culto y si
alguno las pronuncia está sujeto a fuertes castigos.
Los factores semánticos que determinan las nuevas
afinidades léxicas son diversos; por ejemplo, la palabra (K)ana
'piedra', que es una importante palabra en el culto, se convierte en yaaragala,
de yaa 'cielo/nube' y ragala 'nube alta dispersada'. La palabra ro
'cadáver' en saapu 'senda'. La palabra wabala 'árbol de aceite',
una palabra fundamental en las técnicas de curación, se sustituye por reponaipaa,
que significa 'árbol de savia'.
Otro ejemplo de lenguaje marcado por el tabú se aprecia
en lo referente a un árbol que crece en Nueva Guinea y cuyo fruto es una especie
de nuez; en la época de la recolección había que usar un lenguaje concreto
mientras se estaba en la zona de los árboles, pues dado que eran áreas
salvajes supuestamente controladas por fuerzas espirituales y animales
peligrosos, había que evitar por todos los medios el uso del lenguaje
cotidiano. Por ejemplo, en kewa mientras se recolectaba la nuez las palabras del
cuerpo humano referentes a cabello, oído, pecho, se denominaban yoyo,
una forma reduplicada de la palabra yo 'hoja'; de esa forma se nombraban
las protuberancias del cuerpo humano como si fueran hojas de un árbol.
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