Las lenguas de Vanuatu con el mayor número de
hablantes son las habladas en las islas Ambae, Pentecostés y Tanna, con
menos de 10.000 hablantes, mientras que la mayor parte de las lenguas de
Vanuatu sólo las hablan menos de 300 personas. Aunque las lenguas de
Vanuatu representan una minúscula fracción, en cuanto a número de
hablantes, de las lenguas austronésicas, sin embargo por número de
lenguas constituyen el diez por ciento de todas ellas.
La lingua franca de Vanuatu es la bislama; se trata de
un pidgin melanesio basado en el inglés y hablado por la totalidad de la
población.
A partir de la independencia en 1980, las lenguas de
Vanuatu han experimentado un avivamiento cultural y en este momento hay
pocas que parezcan estar en peligro de extinción. Incluso así, el número
tan reducido de hablantes de algunas de ellas hacen difícil su
supervivencia, especialmente las que tienen menos de 300 hablantes. Tal
vez la amenaza más grave para las lenguas de Vanuatu proceda del bislama,
que es usado por las nuevas generaciones
de forma generalizada, e incluso por los padres para dirigirse a sus
hijos.
En Vanuatu las lenguas
indígenas tiene sólo importancia local exceptuando la lengua mota, hablada en
las islas Bankas. Esta lengua fue usada por los misioneros como lengua de
comunicación en la iglesia desde mediados del siglo XIX hasta 1931, en lo que
hoy es Vanuatu y en el este de las Salomón. Muchos ancianos de esas regiones
todavía la conocen. El inglés y el francés son lenguas oficiales.
En Nueva Caledonia y las islas Lealtad la mayoría de las
lenguas tienen importancia sólo local. Una lengua indígena, wailu
(houailou, ajië) fue adoptada como lingua franca por los
misioneros si bien la lengua
oficial en Nueva Caledonia es el francés.
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