Las lenguas balto-finesas forman un grupo genético muy
estrecho y la clasificación interna de este grupo es extremadamente difícil, hasta el punto de que saber cuántas lenguas
han de ser
reconocidas dentro del mismo ya es controvertido, especialmente durante la
primera mitad del siglo XX, con las dispuats territoriales entre Finlandia
y la URSS. Dentro del grupo balto-finés hay dos extremos
de divergencia a ser reconocidos, representados por el estonio y el
finés, estando las otras lenguas, carelia, ingria y vepsia, más cerca
del segundo que del primero y permaneciendo la votia en un lugar intermedio
entre ambas. La livia estaría en un lugar aparte por causa de diversas
características propias, aunque es más próxima al estonio que al finés. Una de las maneras de distinguir criterios entre
lenguas próximas al finés y próximas al estonio es la extensión en
la que las vocales y consonantes finales se retienen (como en finés) o
se pirden (como en estonio). Pero la aplicación de este criterio se
complica porque ni los dialectos fineses ni los estonios son coherentes a
este respecto. Probablemente la mejor clasificación interna del balto-finés
es una cadena de dialectos, pero en la que hay rupturas, especialmente como
resultado de la asimilación al ruso. |