Rabí Moé Arragel era un judío oriundo de Guadalajara (España). Por encargo de Don Luis Guzmán, Maestre de la Orden de Calatrava, llevó a cabo una traducción castellana de la Biblia hebrea con comentarios en aquella lengua. Aunque en un principio le asusta la complejidad de la empresa, aconsejado por el franciscano Arias de Encina, concluye en 1.433 la traducción que se conocerá con el nombre de la Biblia de Alba. En la versión sigue a la Vulgata siempre que no se separe claramente del texto hebreo. Al principio de su obra, que se ha conservado en un manuscrito ornamentado con preciosas miniaturas, aparece la correspondencia cruzada entre el traductor y comentador judío y el Maestre de Calatrava y los sabios franciscanos de Toledo con motivo de aquella empresa que acometieron en común. La labor de ornamentación, prohibida para un judío, la llevaron a cabo los franciscanos.
La figura inferior muestra el relato del profeta Elías alimentado por los cuervos en el arroyo de Querit y su posterior estancia con la viuda de Sarepta y su hijo, todo lo cual se encuentra en el 1 libro de Reyes 17.
Para su comentario, R. Moé Arragel compiló los comentarios de eruditos y teólogos tanto judíos como cristianos, destacando entre los primeros a Rai, R. Abraham ibn 'Ezra, Maimónides, Nahmánides, R. Josef Quimhí, Rabbenu Aser, R. elomó ben Adret, R. Ya'acob, R. Nissim de Barcelona y las opiniones de los cabalistas. En varios pasajes de su comentario pone de relieve su propia conciencia y orgullo nacional, pues según sus propias palabras los reyes de España solían honrar a los judíos de su país por sus cualidades y virtudes. Por ello los judíos españoles sobrepasan a los demás de la Diáspora
Naturalmente estas palabras están escritas antes de los fatales acontecimientos que se producirán unas décadas más tarde y que supondrán la muerte de la tolerancia hacia los judíos.
Los magníficos cuadros que orlan la Biblia de Alba describen muy bien la posición social de este erudito judío, que aparece en ellos al lado de los cristianos, ataviado con sus típicas vestiduras y llevando la divisa especial, símbolo de la discriminación judía. El texto de la Biblia de Alba ocupa 513 folios, de los cuales 25 son la correspondencia entre D. Luis Guzmán y Moé Arragel, con 334 miniaturas. Tras la expulsión de los judíos en 1.492 de España, no se volverá a saber nada de la Biblia de Alba hasta 1622, cuando aparecerá en la biblioteca del Palacio de Liria, residencia del Duque de Alba. En 1.992, al conmemorarse el quinto centenario de la expulsión, la Duquesa de Alba autorizó una edición en facsímil de 500 ejemplares, uno de los cuales fue presentado al rey Juan Carlos I como reconocimiento de la histórica contribución que las comunidades sefardíes hicieron a la cultura española. |