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fray Luis de Leon (1527-1591)

Luis de León  nació en Belmonte, provincia de Cuenca (España), de familia rica e influyente; su padre ejerció como abogado y más tarde como juez, siendo tíos suyos catedrático de derecho canónico el uno y abogado en la corte real el otro. Entre sus antepasados contábanse algunos conversos, es decir, judíos que se habían convertido, de buen o mal grado, a la fe católica.

fray Luis de León
Fray Luis de León

Hacia 1541 ó 1542 Luis ingresa en la orden de los agustinos, doctorándose más tarde en teología. Entre sus profesores estuvieron Melchor Cano y Domingo de Soto.

En 1561 compite por una cátedra vacante de teología en Salamanca, ganando el puesto al desplegar su enorme talento.

En marzo de 1572 fue detenido por la Inquisición y encarcelado en los calabozos que en Valladolid tenía el Santo Oficio. Los cargos que había contra él tenían que ver con su predilección por la Biblia hebraica en lugar de la Vulgata y la traducción al castellano que había realizado del libro del Cantar de los Cantares.

En una época en la que en España se vive una auténtica caza de brujas ante las temidas desviaciones de los protestantes y otros grupos heréticos, es fácil que un personaje con los antecedentes y características de fray Luis sea punto de mira del terrible tribunal. Añádase a esto las envidias y rivalidades existentes entre dominicos y agustinos, unido a la inteligencia de fray Luis, y tendremos todos los ingredientes necesarios para que caiga bajo sospecha.

El proceso de la Inquisición contra fray Luis ha llegado hasta nosotros y aquí van algunas frases de los cargos que se le imputaban:

'En la ciudad de Salamanca a diez y siete días del mes de diciembre de mill e quinientos e setenta e un años, ante el muy magnífico e muy Rdo. señor maestro Francisco Sancho, comisario deste Santo Oficio... paresció siendo llamado el muy reverendo padre fray Bartolomé de Medina, maestro en santa theologia, en la Universidad de Salamanca... y entre las cosas que testificó en su dicho, dijo e declaró contra el maestro fray Luis de León lo siguiente...

Item declaró que sabe anda en lengua vulgar el libro de los Cánticos de Salomón, compuesto por el muy Rdo. padre maestro fray Luis de León, porque lo ha leído este declarante.

Item declaró que en esta Universidad algunos maestros, señaladamente Grajal y Martínez, y fray Luis de León, en sus paresceres y disputas quitan alguna autoridad a la edición de la Vulgata, diciendo que se puede hacer otra mejor y que tiene hartas falsedades...'

Durante cinco años fray Luis permanece aislado en una celda de la Inquisición sin saber quién le acusa y, durante algún tiempo, de qué se le acusa. No obstante, será en la cárcel donde escribirá algunos de sus mejores y más famosos poemas, como aquel que comienza:

Aquí la envidia y la mentira me tuvieron encerrado. Dichoso el humilde estado del sabio que se retira de aqueste mundo malvado, y con pobre mesa y casa en el campo deleitoso con sólo Dios se compasa, y a solas su vida pasa, ni envidiado ni envidioso.

Sin embargo, en 1576 sale libre del proceso con más vigor y energía moral que antes, si bien su salud queda quebrantada. Famosa se ha hecho la frase de su vuelta a la cátedra de Salamanca con aquel: 'Decíamos ayer...' que indica su triunfo interior contra la maldad de sus enemigos.

Tras obtener la cátedra de Sagrada Escritura en 1580 y ser elegido provincial de su orden en Castilla muere en Madrigal de las Altas Torres.

La labor de traducción bíblica de fray Luis se centra en el Cantar de los Cantares, como ya hemos dicho, pero también en el libro de Job y en algunos Salmos. Nótese que son todo libros sapienciales y compuestos en su forma original en poesía. Aquí es donde se aprecia el alma a la vez poética y espiritual de fray Luis, que es un enamorado de la Sagrada Escritura y de la poesía.

Con su conocimiento del hebreo, fray Luis explora el campo semántico de las palabras para verter al castellano el espíritu original de los textos antiguos. Su intención es facilitar el conocimiento de los textos sagrados con el deseo de alcanzar "el bien de los demás y la verdad pura".

La fidelidad al texto hebreo en su traducción la describe así en el prólogo:

"Lo que yo hago en esto son dos cosas: la una es volver en nuestra lengua, palabra por palabra, el texto de este libro; en la segunda declaro con brevedad no cada palabra por sí, sino los pasos donde se ofrece alguna oscuridad en la letra, a fin que quede claro su sentido así en la corteza y sobrehaz, poniendo al principio el capítulo todo entero, y después de él su declaración. Acerca de lo primero procuré conformarme cuanto pude con el original hebreo, cotejando juntamente todas las traducciones griegas y latinas que de él hay, que son muchas, y pretendí que respondiese esta interpretación con el original, no sólo en las sentencias y palabras, sino aun en el concierto y aire de ellas, imitando sus figuras y maneras de hablar cuanto es posible a nuestra lengua, que, a la verdad, responde con la hebrea en muchas cosas.