Robert Moffat (nacido el 21 de diciembre de 1795 en Ormiston, East Lothian, Escocia y muerto el 9 de agosto de 1883 en Leigh, Kent, Inglaterra) procedía de una familia pobre pero piadosa. Las posibilidades educativas eran limitadas y por eso tuvo que conformarse en su juventud con aprender jardinería. Tras terminar su aprendizaje se fue a Inglaterra, donde fue ganado para Cristo por los esfuerzos de los metodistas wesleyanos.
En cierta ocasión predicando en Matabele sus oyentes, al escucharle hablar de la resurrección de los muertos, se quedaron petrificados por el terror: "No nos hables -le dijo el rey- de estas cosas, no puedo soportar pensar que todos los hombres a los que he matado se levantarán de la muerte."
La obra de Moffat fue el escalón que otros usaron para esparcir el evangelio por el "continente negro". Él abrió muchas bases misioneras y anduvo esparciendo la semilla en un área de varios cientos de kilómetros cuadrados. Tradujo la Biblia a la lengua de los bechuanos, poniendo antes dicho idioma por escrito.
En 1840 viajó a Inglaterra para supervisar la impresión del Nuevo Testamento. Su visita produjo gran impacto en ese país por sus continuas predicaciones sobre la obra misionera y la publicación de un libro en el que relataba sus trabajos misioneros. Una vez cumplido su objetivo, Moffat volvió entre los bechuanos, pero ahora con la Palabra de Dios traducida en su propia lengua. En 1870, tras 55 años en África, él y su esposa regresaron a Inglaterra donde un año después ella murió. Moffat continuó promoviendo las misiones el resto de su vida. Levantó fondos para un seminario donde los nativos pudieran prepararse para ser misioneros entre su propio pueblo. A su muerte, en 1883, un periódico de Londres escribió: |