Nacido en Huete, provincia de Cuenca (España) ingresó en la orden franciscana, llegando a ser un admirado autor literario tanto en verso como en prosa. Una de las obras más populares en la piedad medieval fue la Vita Christi del cartujo Ludolfo de Sajonia. Este escrito que ya había sido traducido al francés, portugués y catalán, fue traducido al castellano por fray Ambrosio de Montesino. En dicha obra se habían fundido los cuatro evangelios en uno y Montesino en su traducción resaltó con caracteres más gruesos los pasajes del libro que provenían de los evangelios. Pero la traducción que daría a Montesino un lugar especial entre los traductores de la Sagrada Escritura, sería la versión que hiciera Gonzalo de Santa María de los Evangelios e Epístolas. El trabajo que hizo Montesino consistió en suplantar la vieja traducción, corrigiéndola y limándola, a petición del rey Fernando el Católico. La traducción-revisión de Montesino se reimprimió muchas veces hasta el año 1559, fecha en la que el Índice prohíbe toda traducción de la Escritura en lengua autóctona, aunque sea una traducción parcial. Bataillon, en su libro Erasmo y España, afirma de esta obra de fray Ambrosio de Montesino: |