Aunque dicha organización lo aceptó como candidato, el efecto que tuvo en su familia su deseo de ser misionero fue de incomprensión; no podían entender que un joven prometedor gastara su vida en tierras paganas. En enero de 1807 se embarcó para China en una nave que antes hacía escala en Estados Unidos y allí se produjo la famosa conversación con el capitán del barco: "¿De modo señor Morrison que espera usted destruir la idolatría del gran Imperio Chino?" A lo que Morrison contestó: "No, señor, pero espero que Dios lo haga." Morrison era el primer misionero protestante en ir a aquel gran país.
Llegó a Cantón en septiembre de 1807 donde operaba la Compañía del Este de la India, la cual no veía con buenos ojos las actividades evangelísticas de los misioneros en la India y tampoco quería que nadie interfiriera en sus planes comerciales en China. Además de la constante vigilancia de los funcionarios de dicha Compañía, Morrison sufrió de soledad en sus primeros tiempos: ¡Parecía que todo el mundo en Inglaterra se había olvidado de él! Durante ese tiempo comenzó a estudiar el chino con la ayuda de dos creyentes católicos. También empezó a traducir la Biblia y a compilar un diccionario. Este diccionario le abrió las puertas para trabajar como traductor de la Compañía del Este de la India y tener una entrada económica fija. En 1815 publicó su traducción del Nuevo Testamento y en 1824 había traducido toda la Biblia.
Volvió a Inglaterra, donde, sin saberlo, halló que era famoso y le llovían las invitaciones para hablar en muchas partes. No obstante Morrison volvió a China donde murió en 1834, el mismo año que murió William Carey. |