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William Cameron Townsend (1896-1982)

Impulsor de la investigación lingüística entre los grupos minoritarios y defensor de su dignidad cultural

"Desde hace muchos siglos no ha habido un hombre como Guillermo C. Townsend, quien aspiró a realizar tantas cosas, y vio tantos sueños suyos realizados durante su vida", declaró el Dr. Kenneth L. Pike, nominado al Premio Nóbel de la Paz. Los llamó "sueños", pero en realidad eran más bien intenciones decididas. Uno de los objetivos de Townsend era fomentar el estudio de cada idioma minoritario que en el mundo todavía no hubiera sido analizado ni puesto bajo forma escrita. Otro objetivo era facultar a todas las personas, dondequiera que estuvieran, para establecer y controlar su propia identidad étnica. Townsend pudo ver un progreso tremendo hacia el logro de las dos metas durante su vida. Lo que sigue es sólo un pequeño vistazo de esta historia.

En cuanto al primer "sueño", el Instituto Lingüístico de Verano (ILV), que Townsend fundó, ha realizado, en la última mitad del siglo veinte, publicaciones académicas que describen y analizan 1,724 idiomas, y actualmente su personal especializado está laborando con otros 1,053 idiomas. En cuanto al segundo sueño, para Townsend de igual importancia, él y sus colegas laboraron de forma persistente con entidades locales, gubernamentales y educativas apropiadas para ayudar a que estas personas adquieran autoestima, dignidad, e identidad nacional.

No puede cuantificarse el aporte que Townsend hizo a la comunidad académica y el aliento que infundió a los miembros de pequeños grupos étnicos para entender su propia valía personal. El mundo científico y múltiples sectores de la humanidad le deben una enorme gratitud.

La vida de Townsend fue tan diversa como los programas impulsados por él y las organizaciones que fundó. Por ejemplo, insistía en que los miembros del ILV estuvieran dispuestos a servir a los demás científica, material y espiritualmente. Desde el principio de su carrera, Townsend quedó dedicado a cada una de estas tres áreas. Opinaba que no era suficiente que una persona estuviera interesada en servir a la gente a menos que tuviera la preparación científica para hacer un aporte pertinente y efectivo. Sostenía que bien era probable que el servicio, basado en el fundamento de la investigación científica, tendría un impacto más duradero que el servicio motivado por altos ideales pero sin la comprensión debida de la gente a la que se sirve.

Sostenía también que era de especial importancia realizar un estudio cuidadoso del idioma de la gente y, por medio de este idioma, obtener una perspectiva de sus metas y anhelos. Pero un estudio científico en el que el investigador se interese simplemente para recolectar datos sobre la gente estudiada, y no en ayudarlos a alcanzar sus dignas metas, puede tener cierto valor para el mundo científico, pero habrá pasado por alto los valores humanos. Townsend afirmó que el conocimiento científico debería servir como medio para proporcionar a la gente en vías de desarrollo una diversidad de opciones para mejorar su diario vivir. Adicionalmente, enseñó que a menos que una minoría pudiera adaptarse a su situación en un mundo cambiante y, con ayuda económica, aprender algo de los conocimientos adquiridos por la humanidad, esta gente podría sumirse en la apatía y la desesperación.

Townsend creía que el componente espiritual era crucial para un programa completo para los grupos minoritarios. La religión natural, definida como la búsqueda por el hombre de una explicación que integre su vida y el mundo en que vive, indica que toda persona tiene necesidades espirituales profundas e insatisfechas. Creía que un esfuerzo adecuado por servir a las comunidades donde se hablan lenguas minoritarias debía considerar esta dimensión espiritual. Puede no ser conveniente para algunos individuos o para el gobierno involucrarse en tales asuntos, pero lo es para una organización privada. Dicha organización puede dedicarse a las tareas propias de la investigación científica y al servicio práctico, y al mismo tiempo a la orientación espiritual. Este objetivo de tres facetas moldeó la carrera de Townsend.

Townsend nació en California en 1896. Cuando tenía 21 años y estudiaba en el Occidental College, sintió la necesidad de involucrarse en un trabajo espiritual con el pueblo centroamericano. Eligiendo como la norma de todos los aspectos de su vida el documento más importante de la cultura occidental, la Biblia (la base de su propia orientación espiritual), Townsend fue a América Central para poner este volumen histórico a disposición de ese pueblo. Al mezclarse muy de cerca con la gran población indígena, vio la necesidad de laborar en el plano científico y práctico junto con el espiritual. Por consiguiente, él y su esposa Elvira se instalaron entre los indígenas cakchiquel de Guatemala. Se dedicaron con tesón a la tarea de aprender este idioma que carecía de forma escrita. En 1926 Townsend publicó un análisis estructural del sistema verbal cakchiquel y por ende se convirtió en uno de los primeros hombres en tener éxito en describir el complicado sistema gramatical de un idioma vernáculo a base de su propia estructura. Antes, la mayoría de los que habían intentado analizar los idiomas indígenas americanos habían tratado de forzar sus análisis al molde del latín debido a su influencia europea. El trabajo de Townsend fue ensalzado por el catedrático Edward Sapir, uno de los grandes lingüistas en el ámbito mundial de esa época, quien enseñó que toda lengua debe describirse desde el punto de vista de su propia estructura. Parte del trabajo de Townsend sobre el sistema verbal cakchiquel fue publicada bajo el título "Comparaciones Morfológicas entre Cakchiquel y Náhuatl" en Investigacion maya, empezó a contemplar estudios intensivos que comparan las estructuras gramaticales y los sistemas fonológicos entre esas lenguas con el propósito de reconstruir la lengua antecedente que tuvieran en común. Posteriormente esto afectó la orientación de la labor del ILV.

Sin embargo, a medida que avanzaba con el aspecto científico del trabajo, empezó a materializar las consecuencias culturales y prácticas de su sueño. Confeccionó un alfabeto para el idioma cakchiquel adaptado tanto como fuera posible al alfabeto castellano, el idioma mayoritario. Elaboró una técnica especial para enseñar a la gente a leer, denominada "Método Psicofonémico", e hizo cartillas en las que incorporó su técnica. El propósito de esta innovación era enseñar a la gente a leer utilizando sólo una pequeña parte del alfabeto en las primeras lecciones y después presentar gradualmente las otras letras.
Para publicar estas cartillas Townsend estableció una pequeña imprenta. Para enseñar la lectura, instituyó campañas de alfabetización para adultos y también para niños con la ayuda de los educadores locales. Fundó varias escuelas para niños indígenas; estableció una pequeña clínica y una cooperativa cafetalera; ayudó a construir pequeñas represas para el riego, e introdujo semillas y métodos agrícolas mejorados.

En cuanto al aspecto espiritual, Townsend y sus talentosos co-traductores del cakchiquel tradujeron con diligencia el Nuevo Testamento a su idioma, publicándolo en forma bilingüe. A medida que se formaban pequeños grupos de estudio, los cakchiquel encontraron en las páginas del Nuevo Testamento traducido a su idioma, una defensa ante la intrusión del mundo industrializado y su secularismo inevitable.
Fue durante la segunda década de este tipo de labor, en 1931, que el destacado educador mexicano, el catedrático Moisés Sáenz, providencialmente se enteró del programa de tres facetas de Townsend mientras viajaba por Guatemala. Visitó las escuelas que Townsend había fundado, conversó con los niños y sus padres, vio con buenos ojos el impacto positivo en la cultura cakchiquel, e invitó a Townsend a México a realizar el mismo tipo de labor.

Las obligaciones de su labor en Guatemala no le permitieron aceptar la invitación del Dr. Sáenz en aquella época. Después, Townsend se enfermó de tuberculosis y se vio forzado a regresar a California. Pero, a medida que su salud mejoraba, hizo planes para realizar otras labores en América Latina. Fue a México a estudiar las posibilidades de emprender el programa propuesto por el Dr. Sáenz. Sin embargo, se convenció que era poco lo que un hombre solo podría realizar entre los cincuenta grupos minoritarios de México. (En la actualidad, se sabe que las 20 familias lingüísticas de México pueden abarcar desde 150 hasta 200 variantes lingüísticas.) Por eso, y pesar de la Gran Depresión en los Estados Unidos, Townsend se atrevió a iniciar una escuela de capacitación que reclutaba y preparaba a hombres y mujeres jóvenes para laborar con él. Por consiguiente, en el verano de 1934 él, junto con un joven cakchiquel y tres estudiantes, se encontraban viviendo en una granja abandonada en el estado de Arkansas. ¡Ésta fue la primera sesión del Instituto Lingüístico de Verano! Los estudiantes adquirieron experiencia en la vida primitiva y aprendieron técnicas de supervivencia en el rústico interior de las montañas Ozark. Se sentaban en barrilitos donados. La teoría lingüística utilizada en esta sesión se derivó principalmente del trabajo de Townsend sobre el idioma cakchiquel, y el joven cakchiquel constituyó una ayuda valiosa para poner en práctica la teoría presentada.

Como se mencionó, tres estudiantes asistieron a la primera sesión; al siguiente año llegaron cinco. Ese año hubo clases de fonética para enseñar técnicas de reconocimiento y trascripción de sonidos previamente desconocidos y para coleccionar alfabetos que reflejaran con precisión el sistema de sonidos del idioma estudiado y, hasta donde fuera posible, asemejarse a la ortografía del idioma mayoritario. Se hicieron contrastes de las estructuras de los idiomas indígenas americanos con las de los idiomas indoeuropeos. Se formalizó el Método Psicofonémico de Townsend para la enseñanza de lectura. Se puso énfasis en una profunda comprensión de las culturas y de los pueblos minoritarios.

Ese otoño, 1935, Townsend y su esposa, Elvira, con unos cuantos estudiantes, viajaron a México para empezar su nueva labor. Los Townsend se instalaron en un diminuto pueblo de lengua y cultura náhuatl, a dos horas de viaje de la ciudad de México. Así como Sáenz había dado su apoyo entusiasta, el Dr. Mariano Silva y Aceves, ex-rector de la Universidad Nacional Autónoma de México y en ese entonces Director del Instituto Mexicano de Investigación Lingüística, a su vez ayudó a Townsend en el aspecto académico del programa. El Secretario de Trabajo, el Lic. Genaro Vásquez, intensamente interesado en un programa cultural para los indígenas, autorizó que su departamento publicara las cartillas que Townsend había preparado para enseñar a leer a los nahua-hablantes.

El Presidente de México, General Lázaro Cárdenas, se enteró de que los Townsend vivían en un pueblo náhuatl empobrecido y los visitó allí. Expresó cierto interés por los esfuerzos lingüísticos que Townsend había realizado y por las cartillas en náhuatl que había elaborado, pero estaba especialmente entusiasmado por los proyectos de ayuda práctica que los Townsend ya habían empezado. El Presidente Cárdenas rápidamente vio la necesidad de añadir esta ayuda especializada al programa educativo del gobierno en las áreas indígenas. Invitó a Townsend a que trajera todo el personal que pudiera reclutar para que estudiara las lenguas minoritarias de México y para enseñar a la gente, siguiendo el ejemplo de Townsend, especialmente en lo referente a proyectos prácticos.

Con este estímulo, los Townsend reclutaron más jóvenes en los Estados Unidos y regresaron a México el otoño siguiente, 1936, con un grupo más grande de estudiantes. En parejas, los estudiantes se diseminaron por varios pueblos apartados de México para empezar la tarea prodigiosa de aprender un idioma no escrito. Mientras tanto, en el pueblo náhuatl de Teteicingo donde laboraban los Townsend, el programa de ayuda práctica se amplió para introducir el cultivo de un huerto de naranjas y agregar clases de costura a la escuela primaria en la comunidad. Todo fue adelantado con la cooperación de los funcionarios gubernamentales impulsados por Cárdenas.

Townsend tenía un profundo respeto para con la gente entre la cual trabajó por más de sesenta años en América Latina. Le complacía estar con ellos y escuchar sus opiniones. Desde el inicio de sus labores tuvo amigos de todos los estratos sociales: conoció a 42 jefes de estado, una gran cantidad de ministros, científicos, educadores, ricos, pobres, católicos, evangélicos, comunistas. Los apreciaba y procuraba servir a todos. Fue durante una de las visitas del Presidente Cárdenas a su pueblo que un nahua-hablante dijo de Townsend: "Nos trata igual como trata al presidente. Si el Presidente Cárdenas viene, deja su comida para 
conversar con él. Si uno de nosotros viene, igualmente deja su comida para conversar con nosotros"
.

Sobre la base de sus quince años de contacto con el Presidente Cárdenas, Townsend escribió una biografía del renombrado estadista. Admiraba mucho al General y creía que la historia de su vida inspiraría a muchos y fomentaría la comprensión entre las naciones. La biografía fue publicada en 1952. Después de la muerte de Cárdenas en 1970, Townsend amplió la biografía de este eminente líder mexicano, publicada en inglés y castellano. El Presidente Ramón Magsaysay, de las Filipinas, derivó el modelo de su gobierno populista de los principios encontrados en la primera edición de la biografía.

En 1944 la labor del ILV en México avanzaba bien con personal capacitado, pero en el otoño de ese año se requirió la presencia de Townsend en California por la enfermedad de su esposa y su muerte subsiguiente. Afligido, pero no incapacitado, regresó a México y comenzó a trazar planes para responder a una invitación del gobierno peruano a empezar el trabajo del ILV en ese país. En 1946 se casó con Elaine Nhelke, una ex supervisora de educación especial en Chicago, y pocas semanas después los dos guiaron a un grupo de veinte jóvenes lingüistas y personal de apoyo del ILV a iniciar el trabajo en la selva oriental del Perú, donde cuarenta grupos indígenas se encontraban desparramados en 736,445 kilómetros cuadrados de selva. La mayoría de los pequeños pueblos era accesible sólo por río. Estas personas hablaban idiomas que nunca habían sido analizados ni contaban con una forma escrita.

Después de un viaje de reconocimiento por vía aérea y fluvial de la topografía de la zona que duró seis semanas, Townsend y sus colegas empezaron a resolver los enormes problemas logísticos que esta vasta e inhóspita zona planteaba. En primer lugar, se tenía que abrir a fuerzas en plena selva un lugar para edificar un centro de abastecimiento que también serviría como centro de estudios etnolingüísticos. Se establecieron a orillas de una laguna llamada Yarinacocha. Al principio parecía que los problemas eran insuperables, pero empezó a llegar ayuda de parte de amigos en los Estados Unidos, México y Europa. Para solucionar los problemas de transporte, grupos cívicos y amigos donaron pequeños hidroaviones para que los lingüistas pudieran volar a comunidades remotas. El más notable fue el obsequio de un hidroavión bimotor Catalina, el "Moisés Sáenz", obsequio de los amigos mexicanos al gobierno peruano para la labor del ILV. Durante veinte años este avión anfibio, honrando la memoria del educador mexicano que invitó a Townsend a su país, voló miles de kilómetros en la región amazónica del Perú.

Con la publicación de los resultados de los estudios lingüísticos del personal del ILV, el gobierno peruano, por sugerencia de Townsend, estableció un centro de capacitación en Yarinacocha para preparar a gente indígena talentosa. Los nuevos maestros enseñarían los conceptos básicos sobre la educación en sus respectivas lenguas nativas y, progresivamente, en castellano. Se utilizaron avionetas de un solo motor junto con el "Moisés Saénz" para llevar a los futuros maestros a Yarinacocha desde los ríos aislados de la selva. Este programa continúa hasta la fecha con un director peruano y educadores peruanos que enseñan en castellano. Para los nuevos maestros, los lingüistas del ILV han constituido un puente a los idiomas vernáculos, ya que complementaban la instrucción, traduciendo las partes difíciles de las clases en castellano y algunas porciones de los textos a esas lenguas, para asegurar su comprensión. Una vez que los estudiantes quedan adecuadamente capacitados, el gobierno, a través de su nuevo sistema de educación bilingüe, creado especialmente para este fin, los nombra oficialmente como maestros de escuelas en sus respectivos pueblos, con sueldos de maestros rurales.

Otro sueño de Townsend era promover la buena voluntad en el ámbito internacional. Las donaciones de aviones fueron una manera efectiva de realizarlo. Usando su don de aliento persistente, Townsend persuadió a varios ciudadanos prominentes y a funcionarios de varias ciudades en los Estados Unidos a donar avionetas especiales de alto rendimiento y de corto despegue y aterrizaje (STOL) a varios países donde el ILV laboraba. Cada avión fue entregado al embajador del país receptor por el alcalde de la ciudad donante. Estas ceremonias fueron ocasiones para fortalecer los lazos de amistad y divulgar las metas en común.

Mientras tanto, continuaba la capacitación de jóvenes en los cursos lingüísticos. La pericia creciente de los lingüistas del campo del ILV, laborando en centenares de idiomas no escritos, llamó la atención del mundo académico. En 1942 la Universidad de Oklahoma invitó al ILV a presentar cursos en sus instalaciones como afiliado de su departamento lingüístico. En 1952, por invitación de la Universidad de North Dakota, también se ofrecieron allí los cursos de verano del ILV, y con el tiempo en la Universidad de Washington en Seattle; en la Universidad de Texas en Arlington; y en la Universidad de Oregon. Se establecieron otros cursos del ILV en Australia, Alemania, Brasil, Canadá, Francia, Inglaterra, Japón, México, Nueva Zelanda, la República de África del Sur y Singapur. También se han establecido cursos especiales para capacitar a estudiantes naturales de la región en casi todos los países donde trabaja el ILV. Cerca de 40,000 estudiantes que representan a muchos países y organizaciones han recibido capacitación lingüística en los cursos del ILV hasta el fin del siglo XX.

El número creciente de personal lingüístico y de apoyo ha permitido que el ILV expanda su labor a muchos países. Al terminar el siglo XX el personal del ILV está compuesto por aproximadamente 5,000 miembros procedentes de más de 40 países. Más de 70 países están representados por los 1,576 idiomas estudiados por el personal del ILV. Normalmente trabajan por invitación de un gobierno, una universidad o una comunidad donde se habla una lengua minoritaria, y a menudo, en virtud de los términos de un convenio de cooperación cultural. 

La más reciente base de datos bibliográficos del ILV incluye 27,373 entradas, de las cuales 21,512 se relacionan con 1,724 idiomas específicos (5,861 de las entradas son más generales y no se relacionan con ningún idioma en particular). Un poco más de la mitad de las entradas son trabajos en lengua vernáculo publicados en idiomas minoritarios para hablantes de dichos idiomas. La otra mitad son libros y artículos académicos cuya autoría se atribuye a miembros del ILV o han sido editados por ellos.
En la Bibliografía del ILV se encuentran tres ítems significativos que reflejan la realización del anhelo de Townsend durante su vida: la de reconstruir familias lingüísticas. El primero es una tesis sobre proto-mixteco presentada en la Universidad de Pennsylvania por Robert Longacre. El segundo es la tesis de Sarah Gudchinsky sobre la reconstrucción del proto-popoteca, la proto-lengua que dio origen tanto al mixteco como al popoloca de México. El tercero, una tesis presentada a la Universidad de Pennsylvania por el Dr. Calvin Rensch sobre el proto-otomangue, se considera que marca un hito importantísimo en la ciencia de la lingüística comparativa.

Un erudito de quien Townsend era mentor fue el Dr. Richard S. Pittman. En 195 1, continuando la visión de Townsend, publicó un modesto catálogo de las lenguas del mundo, The Ethnologue, que ha seguido creciendo en cantidad y calidad. En el año 2000 el ILV tiene programada la publicación de la decimocuarta edición con más de 1,000 páginas. Presenta una relación de 6,809 lenguas habladas en el mundo hoy en día. El volumen procura reunir la mejor información disponible sobre estas lenguas incluyendo información detallada como su ubicación, número de hablantes, y denominación de las variantes. Desde 1996 este volumen ha estado también en el Internet, y miles de usuarios de computadoras lo consultan, tanto eruditos como el público en general.

Townsend dictó clases sobre lingüística en las dos universidades más antiguas del hemisferio occidental: la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos del Perú. En 1966 la Universidad de San Marcos le otorgó la distinción de Doctor Honoris Causa. Además recibió condecoraciones de cinco gobiernos latinoamericanos. En 1972 Townsend fue proclamado "Benefactor de las Poblaciones Lingüísticamente Aisladas de América" por el Séptimo Congreso Indigenista Interamericano. El documento fue firmado por el Dr. Galo Plaza, Secretario General de la Organización de Estados Americanos.

Por muchos años Townsend estaba interesado en el área geográfica del Cáucaso en la entonces Unión Soviética, un territorio único en su gran diversidad lingüística. Bajo los auspicios de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética, Townsend y su esposa Elaine viajaron por toda esa región así como por otras. Sus viajes comprendieron muchas visitas a instituciones educativas y lingüísticas y fueron la base para el libro de Townsend THEY FOUND A COMMON LANGUAGE (publicado en 1972 por Harper & Row, New York y posteriormente publicado en castellano por la Secretaría de Educación Pública de México.) 

La gran experiencia de Townsend en educación bilingüe en Guatemala, México y Sudamérica, lo hizo merecedor de un amplio reconocimiento y respeto evidenciados por una invitación a presentar un discurso sobre educación bilingüe ante el Congreso de la UNESCO en octubre de 1972 en Turkmenia, Asia Central. Como consecuencia de su optimista presentación allí, el presidente de Pakistán invitó a los Townsend a visitar su país al año siguiente como huéspedes oficiales de su gobierno para asesorar a los educadores con respecto a los problemas complejos que enfrentan en ese país debido al multilingüismo.
En retrospección, apenas se tiene que señalar que durante su larga carrera Townsend no era de los que se sentaban en una oficina. Habitualmente estaba en el campo con los obreros al calor de los hechos. Guatemala fue su campo de acción de 1917 a 1934; México lo fue de 1935 a 1946; Perú lo fue de 1946 a 1963 -, Y Colombia de 1963 a 1968. Después de 1968 Townsend y su esposa realizaron once viajes desde su hogar en Carolina del Norte, EE. UU., a la entonces Unión Soviética.

No obstante, de una u otra manera encontró tiempo para escribir. Su inspiración procedió de su constante envolvimiento en el desarrollo social. Como se ha mencionado previamente, su primer libro fue la biografía del General Lázaro Cárdenas de México, escrita en el año 1952. Este libro describe los grandes cambios sociales que tuvieron lugar durante el régimen de Cárdenas como presidente. Sus folletos, tales como "The Truth About Mexico's Oil" (1 940) de 86 páginas, tratan asuntos más populares; también escribió muchos artículos para la prensa. Sus otras publicaciones se encuentran anotadas en la bibliografía presentada a continuación.

Townsend fue una combinación extraordinaria de idealista y trabajador social con los pies puestos firmemente en la tierra - una mezcla que algunas veces asombraba a sus amigos y confundía a sus oponentes. Fue exitoso a la luz de sus propósitos declarados, y esos logros le trajeron aclamación en el ámbito internacional. Pero él atribuía este éxito no a sí mismo sino al poder de Dios a quien constantemente buscaba para que lo fortaleciera, pues consideraba insignificantes los esfuerzos de un hombre cualquiera frente a las necesidades tan vastas del mundo.

BIBLIOGRAFÍA DE GUILLERMO C. TOWNSEND

Recopilado por: Calvin T. Hibbard
Townsend Archives
Box 248
Waxhaw, NC 28173 EE.UU.