El jesuita Jakub Wujek tomó la responsabilidad de realizar una nueva traducción de la Biblia al polaco, criticando las versiones católicas y las protestantes, aunque dando buen testimonio de la Biblia de Brest si bien señalando que tenía herejías y errores en la traducción. Con la aprobación del Vaticano se publicó el Nuevo Testamento en Cracovia en 1593 y el Antiguo en 1599, tras la muerte de Wujek. Esta traducción ha sido reimpresa muchas veces desde entonces. En su trabajo es deudor, principalmente, de la Vulgata.
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