Los angaité se llaman a sí mismos enlhit
y usan esta misma palabra para referirse a su lengua. Hacia 1970
había una población angaité de algo menos de 1.500 personas localizadas
en las poblaciones de Puerto Casado, Guajó, Cerrito, San Pedro Tuparandá, San Carlos, Colonia 3, Juan de Salazar y Misión Anglicana en Paraguay siendo el número de hablantes de la lengua algo más de la mitad de la
cifra anterior.
Los angaité trabajan en las fábricas de tanino situadas a orillas del río Paraguay, desde hace dos o tres generaciones. A estas mismas fábricas han llegado indígenas
de otros grupos de habla mascoi, produciéndose un gran número de matrimonios mixtos. Aunque el grado de comprensión mutua de estas
lenguas es relativamente alto, las parejas conformadas por miembros de diferentes grupos lingüísticos prefieren hablar el
guaraní entre
ellos y también con sus hijos. Hay unos cuantos casos en que marido y mujer, hablantes ambos de angaité, usan este idioma entre ellos, aunque continúan dirigiéndose siempre a sus hijos en guaraní. De
tal manera que en Puerto Casado los niños angaité son monolingües en guaraní hasta que empiezan a aprender el
castellano en el colegio. También hay algunos angaité en las estancias ganaderas de Guajó, Cerrito, San Pedro, y Tuparandá, al suroeste de Puerto Casado. Las mujeres adultas de estos lugares son en su mayoría hablantes de
angaité, aunque consideran como un signo de prestigio el hablar guaraní. Sus hijos hablan el angaité hasta que alcanzan la edad en que entran en relación con los paraguayos hablantes de guaraní que también trabajan en las estancias. En 1971, la Misión Nuevas Tribus trajo a San Carlos, a orillas del río Paraguay, a un grupo angaité de Tuparandá. Allí se les dio
tierras y se les enseñó técnicas agrícolas. En San Carlos, el angaité es hablado en el hogar, aunque los niños cesan de hablarlo cuando empiezan a recibir una educación formal. Por este motivo la
Misión Nuevas Tribus está proyectando iniciar programas educativos en angaité,
guaraní y castellano para los niños de San Carlos. En la Colonia 3 (Gnadenheim), que se halla situada en la Colonia los angaité trabajan como jornaleros agrícolas en las
fincas que pertenecen a los menonitas. Este grupo angaité procede probablemente de la estancia existente en San Juan Salazar o Puerto Casado. Hablan el guaraní entre marido
y mujer y con los suyos, por lo cual los padres de familia han solicitado que a sus hijos les matricule en programas bilingües de guaraní y castellano. En la estancia Juan de Salazar, de la Misión Anglicana, y en el área administrada por esta misma misión, el angaité está desapareciendo
gradualmente. Los angaité prefieren el guaraní a su lengua tribal. Por ello, cuando la mujer alcanza cierta fluidez en guaraní, empieza a
usarlo con su esposo e hijos, de tal manera que los niños angaité
crecen hablando a menudo únicamente en guaraní. Aunque todavía muchos adultos hablan angaité, el consenso general entre ellos es que su lengua nativa es de escaso
valor y que los niños deben hablar guaraní. Este hecho va a provocar probablemente una rápida reducción del número de hablantes de
angaité durante las próximas dos generaciones. En definitiva la lengua está amenazada con unos 1.085 hablantes de los 1.650 que componen el grupo étnico.
|