La lengua maduresa es aglutinante. Al
igual que ocurre con las lenguas javanesa y balinesa, la maduresa
también tiene niveles de lenguaje, esto es, maneras en las que
la distancia social y las diferencias de posición entre el hablante
y la persona referida se marcan por medio de elecciones léxicas. En ese
sentido se distinguen cuatro niveles socio-lingüísticos de lenguaje que abarcan desde el
basa
tenggi, que se corresponde con el krama alto javanés, hasta el
basa
enja'iya, que se corresponde al bajo ngoko. Los pronombres no tienen tercera persona del
singular ni forman plurales. En la primera y segunda persona se preserva la distinción alta/baja, como
kaula, para primera persona alta y sengko, para la baja; la segunda persona alta es
sampeyan, mientras que la baja es ba'na. Para expresar nosotros se una
frase como sengko' mosso ba'na. La tercera persona se suple mediante las series demostrativas. Una
forma posesiva ngoko se hace con tang, como en tang jaran 'mi caballo'; la forma
krama pone el pronombre tras el objeto, como jaran kaula. El pronombre demostrativo tiene dos series, una serie
tenggi basada en neka -aneka, paneka, gapaneka y un juego
enja'iya basado en reya - areya, jareya. También hay otras formas, como
rowa, enggaruwa, etc. La gradación es triple: próxima y dos grados de distancia. La distinción alto-bajo también se
presenta en los interrogativos, como en enja'iya apa '¿qué?', tenggi ponapa;
igualmente en enja'iya sapa '¿quién?' y en tenggi pasera. El pronombre
relativo es se, como areya se entar.a 'él (es quien) irá'.
La proximidad de la lengua maduresa es más grande con la
malaya
que con la javanesa o la sundanesa, aunque también hay préstamos
del árabe, holandés y otras lenguas. Los números del 1 al 10 son: settong, dhu(wa'), tello',
empa', lema', ennem,
petto', ballu', sanga', sapolo; 20 dhu polo, 40
pa' polo, 100 saratos. El orden de la oración es sujeto, verbo y objeto.
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