Los pueblos bálticos,
diferenciados como identidad étnica y cultural indoeuropea, se formaron
en el segundo milenio a. C. y se esparcieron en grandes regiones al este y
sudeste de Europa, junto al Mar Báltico, el río Dnieper y las riberas
septentrionales de los ríos Volga y Oka. En ese tiempo pueblos
ugro-fineses habitaban zonas adyacentes orientales y nororientales y
tribus eslavas y escitas (iranias) poblaban regiones limítrofes
meridionales y sudorientales. En la Edad del Bronce (siglos XVI-VI a. C.) y
en la del Hierro (siglos V al I a. C.) comienza la separación cultural
entre el Báltico oriental y el occidental.
El grupo de lenguas bálticas pertenece a la familia indoeuropea
y está formado actualmente por dos lenguas que son el lituano y el letón; el
antiguo prusiano, ya extinguido, formaba parte también de este grupo en el que también había otros
integrantes igualmente extinguidos, como latgaliano, zemgaliano, selonio
y curonio.
Al este de los curonios en las llanuras del río
que se conoce en lituano como Musa y en letón Lielupe vivieron los
zemgalianos; lo más probable es que su lengua se extinguiera hacia la
segunda mitad del siglo XV. Los selonios vivieron al este de los
zemgalianos y se asume que la parte septentrional fue letonizada y la
meridional lituanizada.
Entre las lenguas bálticas occidentales, todas
extinguidas, estarían el galindiano, jatvingiano (también conocido como
sudoviano) y antiguo prusiano, también denominado simplemente prusiano.
Ya en el siglo II d. C. el geógrafo y astrónomo griego Ptolomeo menciona
a los galindai y soudinoi, aunque poco más dice, salvo que
eran vecinos de los eslavos, germanos y fineses. En el siglo
XIV el cronista de la Orden de la Cruz, Peter Dusburg en su Chronicon terre Prusssie
escribió que los galindianos vivían en el parte meridional de la tierra
de Prusia y que en el este los sudovianos eran sus vecinos. Los últimos
datos sobre la supervivencia de la lengua prusiana son de comienzos del
siglo XVII.
Algunos lingüistas relacionan las lenguas bálticas con las eslavas,
pues comparten algunas características comunes, lo que les ha guiado a
formar un sub-grupo balto-eslavo dentro de la familia indoeuropea.
Igualmente hay un número de lenguas que se pueden denominar
balto-fínicas, pues siendo originalmente de la rama ugro-finesa, han sido
absorbidas o desplazadas por las bálticas; entre estas últimas estarían el ingrio,
livio, vepsio y votio.
Las lenguas bálticas se podían dividir en dos categorías: la oriental y la
occidental; en la rama oriental estarían incluidas el lituano y el
letón y en
la occidental el prusiano.
Las lenguas bálticas están relacionadas no sólo geográficamente sino
también genéticamente con las eslavas y germánicas y hubo un tiempo en el que
estuvieron bastante más extendidas de lo que ahora lo están. La evidencia
toponímica indica que estaban extendidas hasta lo que hoy es Bielorrusia y
Polonia.
Los registros más antiguos en báltico son textos en antiguo prusiano del
siglo XIV; para textos en lituano y letón hay que esperar hasta el siglo XVI.
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