La primera descripción lingüística de las lenguas
tungús-manchúes procede de mediados del siglo XIX, alcanzando los
lingüistas hacia 1950 el consenso de la familia consistía de dos ramas:
una meridional (manchú) y otra septentrional
(tungús).
Las lenguas tungús muestran un contraste entre las
vocales cortas y las largas, mientras que la manchú no muestra contraste
de longitud vocálica sino que se caracteriza por grupos de vocales, como
el manchú uihe en contraste al oroquen iige
'cuerno'. La palabra inicial f en manchú se corresponde con una
vocal inicial en tungús, como fulha en manchú en comparación con
ula en solon 'álamo'.
En lo que respecta a la morfología, las lenguas
tungús tienen un desarrollado sistema de sufijos nominales con indicador
de posesión, lo que no tiene la manchú; por ejemplo en oroquen murin-iw
'caballo-mío', murin-iy 'caballo-tuyo', murin-in
'caballo-suyo', etc. También el uso de las declinaciones en los casos es
más prominente en tungús, por ejemplo en evenki
hay al menos once casos distintos de sufijos, mientras que en manchú hay
cuatro. Las lenguas tungús muestran una armonía en las formas verbales
mientras que en manchú no hay tal cosa. Aunque la división de las ramas meridional y septentrional está bien
definida teóricamente, la adscripción de algunas lenguas a una de estas
ramas es controvertida porque poseen características propias de ambas
ramas. Por ejemplo, la ho-chen (hezhe) que es considerada un dialecto de
la nanai, es similar morfológicamente al grupo tungús
pero fonológicamente es similar al grupo manchú. Por esta razón algunos
estudiosos han hablado de una tercera rama, el grupo central, de las
lenguas tungús-manchúes. Además el contacto con otras lenguas ha
agrandado la confusión sobre esta cuestión, pues miembros del grupo
meridional han sido influidos por el chino
mientras que miembros del septentrional lo han sido por el ruso
y lenguas mongolas. La comparación histórica de estas lenguas es imposible porque sólo la
manchú y la jurchen tienen tradición literaria
anterior al siglo XX, habiendo muchas lenguas tungús-manchúes que hasta
hoy no tienen forma escrita.
El grupo septentrional se caracteriza por una gran
dialectización, de manera que una lengua como la udihe
que sólo tiene cien hablantes tiene siete dialectos.
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