La característica común a todas las
lenguas altaicas es que el orden de la frase es sujeto,
objeto y verbo y todas las lenguas que la componen son aglutinantes, es
decir, las palabras se forman al añadir elementos separados, también guardan armonía
vocal (es decir, sólo pueden aparecer en una misma palabra vocales del mismo
tono).
Como las lenguas urálicas también tienen esta característica, se ha sugerido
una relación genética o un prolongado contacto entre ambas. Es por esta
razón por la que algunos especialistas incluyen a las lenguas japonesa y
coreana dentro de la familia altaica.
Las características más sobresalientes comunes
son:
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El singular se marca numéricamente.
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No hay preposiciones sino posposiciones.
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Ausencia del pronombre relativo.
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Ausencia del verbo 'tener'; la posesión se
indica por el caso dativo o construcciones posposicionales.
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Todas las lenguas altaicas tienen terminaciones
de casos que muestran un paralelismo básico. El número de casos
varía entre una docena en las lenguas tungús a cinco o seis en las
túrcicas.
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No hay géneros gramaticales ni artículos.
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Todas las lenguas altaicas son aglutinantes.
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Se observa armonía vocal en toda la
familia, menos cuando la influencia foránea es muy fuerte.
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Un sistema consonántico muy simple.
Las lenguas altaicas difieren de las lenguas vecinas de
Asia oriental en dos importantes aspectos: No tienen el lenguaje
honorífico y no hay diferencia significativa entre el habla de las mujeres
y de los hombres. Más aún, las distinciones de género están ausentes, no habiendo género gramatical y existiendo pocas terminaciones
en femenino. Tampoco existen palabras distintivas para 'él' o 'ella'. El sistema fonológico de las lenguas altaicas tiende a ser simple. Las
sílabas son normalmente abiertas terminando en vocal, teniendo la
mayoría el modelo consonante-vocal. La agrupación de consonantes no es
normal en las lenguas altaicas y se usan relativamente pocas consonantes.
El sistema vocálico reconstruido del proto-altaico tiene alguna
similitud con el sistema cúbico del turco, que es un sistema simétrico
de ocho vocales definidas por tres oposiciones fonológicas: posterior/no
posterior, alta/no alta y redondeada/no redondeada. Algunas lenguas
altaicas distinguen entre vocales cortas y largas. Las lenguas altaicas muestran dos clases de armonía sonora que afecta
a las vocales y a las oclusivas velares. En las palatales hay armonía
vocal, siendo todas las vocales de una palabra posteriores o frontales;
las consonantes velares /k g/ sólo ocurren con vocales frontales y
las velares posteriores /q g/ se dan sólo con vocales posteriores.
Las lenguas tungús-manchúes han mezclado ciertos pares de vocales frontales
o posteriores, comprometiendo la armonía vocal en las raíces aunque
reteniéndola en los sufijos. La armonía vocal palatal se ha perdido o debilitado en muchas lenguas de
las tres ramas, en algunos casos, como la uzbeka, atribuida a influencia
extranjera, pero en otros casos por otras razones. En otras lenguas las
vocales neutrales se han desarrollado por mezclas de vocales frontales y
posteriores. La armonía labial vocal es un
desarrollo posterior y difiere en las lenguas túrcicas y
mongolas, coincidiendo
en las primeras una vocal alta en el redondeo con la vocal de la sílaba
anterior, como en turco el-in 'de la mano' ('mano' es genitivo)
pero köy-ün 'del pueblo'. En las lenguas mongolas las vocales
no altas no son redondeadas excepto cuando sigue una vocal no alta redondeada
a la sílaba precedente, como en jalja ger-ees 'desde la casa'
('casa' es ablativo), ötsögdr-öös 'desde ayer'. Hay pocas palabras cognadas en las tres ramas de las lenguas altaicas. Un ejemplo
de ello se aprecia en los números de la tres familias ('dos' en mongol
clásico es qoyar, en turco es iki y en manchú es juwe).
Las lenguas altaicas han recibido muchos préstamos de otras lenguas,
altaicas y no altaicas, si bien el núcleo del vocabulario y los marcadores
gramaticales son nativos. Aunque estas lenguas estuvieron en contacto con
hablantes semitas, indoeuropeos y urálicos, pocos préstamos prehistóricos
se han identificado. Las mayores influencias foráneas vinieron posteriormente,
con la conquista o la conversión religiosa. La traducción de textos
religiosos en particular, budistas en el caso de las mongolas e
islámicos (en árabe o persa) en el caso de las túrcicas, jugó un gran
papel en la transmisión de vocabulario extranjero a las lenguas altaicas.
Por ejemplo, la influencia irania sobre el sistema de sonidos del uzbeko y
las construcciones sintácticas en turco.
Desde los primeros tiempos las lenguas que estuvieron en contacto con el
chino un gran número de préstamos administrativos, políticos, culturales
y científicos. Especialmente el vocabulario manchú fue fuertemente achinado,
aunque el mongol no tanto. A su vez cada uno tuvo préstamos del otro, especialmente
el manchú del mongol. En tiempos modernos se han
incorporado muchos términos internacionales científicos, políticos y
culturales del inglés, francés y de origen clásico a las lenguas
altaicas de Asia central a través del ruso. La tendencia ha sido escribir
estos términos como en ruso pero pronunciados según la fonología de la
lengua receptiva. También hay un número de calcos que han entrado en las
lenguas altaicas del ruso y chino, aunque el ruso ha tenido menor influencia
sobre la estructura sintáctica. La contribución de las lenguas altaicas a otras familias de lenguas no ha
sido grande, teniendo que ver principalmente con palabras relativas a la
cultura altaica (como bey, kumiss y yurt), aunque hay
palabras como cosaco, dalai, horda, kan, mogul,
shaman y yogurt que han entrado en el vocabulario
internacional. Las lenguas altaicas son
aglutinantes en estructura de la palabra, es decir, las palabras se forman
por adición de afijos, especialmente sufijos, a la raíz. Un número
relativamente grande de tales afijos se puede añadir resultando en casos
extremos de palabras polisilábicas y polimorfémicas de considerable
extensión (aunque el límite normal es de tres a cuatro morfemas por
palabra). Cada morfema en un apalabra tiene un significado o una función
gramatical distintiva. La identidad fonológica de cada morfema es
preservada con poca o ninguna modificación del elemento de una palabra
por otro. La palabra turca in-dir-il-emi-y-ebil-ecek-ler 'puede
ser que no serán capaces de bajarlo' es analizable como
raíz-causativo-pasivo-impotencia-potencial-futuro-tercera persona plural.
La mongol eke-yin-iyen 'de la propia madre de uno' como
raíz-genitivo-reflexivo-posesivo. La morfología
de las lenguas altaicas es simple, mostrando poca irregularidad, por ejemplo
en turco sólo hay un verbo irregular, no habiendo distinciones de clases
de raíces verbales o nominales (conjugaciones) que requieran un juego
especial de terminaciones. El nombre y el vero
son altamente declinables, pero no el adjetivo que no concuerda con lo que
modifica. El nombre tiene un afijo plural pero los numerales se usan con
el singular, como 'dos hombre' y el plural no se usa cuando el sentido
general está implícito, por ejemplo 'lee libros' puede ser traducido
como 'lee libro'.
Las lenguas altaicas son ricas en casos: la
manchú tiene cinco, la turca seis, el mongol clásico siete y algunas
tungús-manchúes (evenki) hasta catorce. Los pronombres altaicos tienen
algunas peculiaridades; el caso nominativo para 'yo' muestra una raíz
especial en las mongolas y en las tungús-manchúes (por ejemplo en
mongol clásico bi 'yo' pero el genitivo minu 'mi'). Estas
lenguas hacen una distinción entre el exclusivo 'nosotros' (en el que no
se incluye al oyente) y el inclusivo 'nosotros' (que sí lo incluye). El
uso del pronombre en la segunda persona plural (vosotros) como forma
cortés del singular es general en las lenguas altaicas. Para la tercera
persona se usan pronombres demostrativos; así 'ellos' es literalmente
'esos' o 'estos'. Las formas posesivas del pronombre se usan ampliamente
en lugar de los artículos definidos. La
morfología del verbo es muy compleja, aunque en unas pocas lenguas las
terminaciones personales concuerdan en persona y número con el sujeto del
verbo y no hay categoría de modo. Etimológicamente casi todas las formas
verbales de las palabras tienen origen nominal. Las lenguas altaicas poseen una rica variedad de verbos
auxiliares. La sintaxis de las lenguas altaicas ha permanecido estable y resistente a
la influencia extranjera. Las categorías léxicas de las lenguas altaicas
son menos distintivas que en otras familias. La palabra dumda en
mongol clásico, por ejemplo, puede ser un nombre, un adjetivo, un
adverbio o una posposición. Las lenguas altaicas usan posposiciones que forman
frases con el nombre que la precede, en lugar de preposiciones,
que forman frases con el nombre que las sigue. No hay artículos,
usándose los adjetivos demostrativos o los pronombres posesivos para significar
los artículos determinados y el numeral 'uno' para los
indeterminados.
Las lenguas altaicas no tienen cláusulas relativas, usándose en su
lugar construcciones de participio, como en
turco yemege gelen adam 'el hombre (que) viene a cenar' (literalmente
'cenar-a viene hombre'
Hay poca transformación de estructuras básicas; por
ejemplo el orden de la frase no se invierte en las preguntas sino que se
usa una partícula interrogativa o un palabra de interrogación, como en
turco Fatma kim-dir '¿Quién es Fatma?' (literalmente ¿Fatma quién es?).
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