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Familia Altaica

Historia

En tiempos históricos los pueblos altaicos estaban concentrados en las estepas de Asia central, asumiéndose que la lengua proto-altaica se originó en las regiones esteparias de la región de las montañas Altái. Se asume también que los turcos habitaron en las regiones occidentales, los mongoles en las centrales y los tungús-manchúes en las orientales de dichas montañas.

La expansión del territorio de esos pueblos ocurrió en una serie de migraciones hacia el oeste y el sur, que fueron intensificadas por el uso del caballo. Dichas migraciones fueron una consecuencia de la cultura nómada y de la peculiar estructura militar y política de los pueblos altaicos. Los Estados medievales que fundaron no fueron permanentes y las conquistas de poblaciones sedentarias vecinas de cultura material más refinada resultaron muchas veces en su expulsión (un destino que los mongoles experimentaron tras la mayor parte de sus conquistas) o en la asimilación cultural y lingüística (como le sucedió a los manchúes en China). Sin embargo, no fue este el destino de los turcos quienes crearon una serie de Imperios de sí mismos aunque la masa de su ejército provenía del numéricamente inferior pueblo mongol, cuyo Imperio medieval fue, salvo en China y Mongolia, fuertemente turquizado. Todo este devenir dejó su impronta en el vocabulario de las lenguas altaicas aunque no tanto en su estructura gramatical.

El término altaico se usa en diferentes sentidos, según sea el rango que se establezca para definir las lenguas de esta familia. En un sentido restringido (micro-altaico) la familia altaica comprende tres ramas: túrcica, mongola y tungús o manchú-tungús, teniendo cada una de estas tres ramas filiación genética bien definida, lo cual no está tan claro para la mutua relación entre ellas. Hay lingüistas que abogan por la inclusión del coreano dentro de esta familia, lo que la convertiría en macro-altaica; pero como se han hecho afirmaciones de que hay relación genética entre el japonés y el coreano, eso significaría que hay que incluir al japonés (junto con su genéticamente cercana ryukyu) como otra rama de la macro-altaica, con lo que tendríamos en total cinco ramas en lugar de tres. También hay la hipótesis uralo-altaica, que sugiere que las lenguas urálicas están relacionadas con las altaicas, elevando así el número de ramas a seis.

Lo que está claro es que hay muchas similitudes entre los tres grupos del sistema micro-altaico; por ejemplo, muchas lenguas son morfológicamente aglutinantes, usando exclusivamente sufijación, siendo el sentido estricto del orden de la frase con el verbo al final de la misma. Muchas otras características son el resultado de recientes contactos, a veces limitados a ciertas lenguas dentro de cada uno de los grupos: por ejemplo, un reciente contacto entre la lengua yakuta (túrcica) y la evenki (tungús) ha resultado en una considerable difusión de las dos lenguas. Pero la pregunta que se plantea es la siguiente: Una vez que quedan excluidas las características tipológicas o la difusión regional, ¿Hay alguna otra evidencia que justifique el reconocimiento de la (micro-)Altaica como de una sola familia genética?

Uno de los problemas que siempre han enfrentado los proponentes de la hipótesis altaica es que hay relativamente pocas características en común en las lenguas túrcicas, tungús y mongolas. Por ejemplo, en términos de vocabulario hay muchos paralelismos entre las túrcicas y las mongolas y también entre las mongolas y las tungús, pero apenas nada entre las túrcicas y las tungús. Si estos tres grupos estuvieran genéticamente unidos, se supone que habría residuos de similitudes entre cualquier par de grupos escogidos, pero la evidencia muestra que no hay enlace entre las túrcicas y la tungús. Por ejemplo, varios términos para los colores son casi idénticos en túrcico y en mongol, como sucede si usamos el turco y mongol jalja como lengua representativas: en turco kara, en mongol xar es 'negro', en turco gök, en mongol xöx es 'azul'; en turco boz, en mongol bor es 'gris'; sin embargo, esos términos no tienen correspondencia cercana en lenguas tungús. Todo esto es más consistente con la hipótesis de la difusión que con la hipótesis de la unidad genética; se sabe que ha habido lazos históricos muy estrechos entre los pueblos túrcicos y mongoles y entre los pueblos mongoles y tungús, pero no entre los pueblos túrcicos y tungús, salvo contactos recientes como el de los yakutos y evenkis). 

Sin embargo, hay algunas similitudes entre los tres grupos que conforman la micro-altaica. Por ejemplo, las formas de los pronombres personales en singular son muy similares.

Datos

En total hay unas 60 lenguas con 250 millones de hablantes.

Dialectos

La familia altaica se habla en Eurasia por pueblos tradicionalmente nómadas a lo largo de una vasta zona de clima seco y estepario desde Turquía hasta el extremo nororiental de Siberia. Al igual que las lenguas urálicas, la familia altaica deriva su nombre del supuesto hogar primitivo de estas lenguas, la cordillera Altái en Asia central.

Está compuesta de tres ramas:

  • Túrcica, con unas 30 lenguas habladas por 80 millones de personas a lo largo de un cinturón que se extiende desde Turquía y penetra por el este en la China noroccidental. De esta rama la lengua turca (40 millones) es la mejor conocida, aunque otras lenguas túrcicas como el uzbeko, azerbaijano, tártaro, uigur, kazajo, turkmen, chuvaso, kirguís y baskirio tienen más de 1 millón de hablantes.

  • Mongola, con una docena de lenguas y 3 millones de hablantes, radicada en Mongolia y partes de Siberia y China. Una lengua mongola, la mongol, es hablada además en Afganistán.

  • Tungusa, conteniendo 16 lenguas con 80.000 hablantes se habla en "islas" esparcidas por Siberia y partes del norte de China. La lengua tungús mejor conocida es la manchú, hablada en China noroccidental. Algunas estadísticas hablan de que la lengua manchú tiene 3 millones de hablantes y sin embargo otras hablan de que no tiene hablantes; la razón de esta discrepancia es que aunque los manchúes como etnia son varios millones de personas en China, la lengua manchú está a punto de extinguirse si es que no está ya extinguida.

Como ya se ha dicho, algunos incluyen además de estas tres ramas a tres lenguas dentro de la familia altaica: japonesa, coreana y ainu, pero para otros la relación de estas tres lenguas con las lenguas altaicas es más que dudosa por lo que prefieren clasificar estas tres lenguas como lenguas aisladas. Otros hablan de un grupo denominado coreano-japonés que, de lejos, emparentaría con la familia altaica.

Escritura

 

Gramática

La característica común a todas las lenguas altaicas es que el orden de la frase es sujeto, objeto y verbo y todas las lenguas que la componen son aglutinantes, es decir, las palabras se forman al añadir elementos separados, también guardan armonía vocal (es decir, sólo pueden aparecer en una misma palabra vocales del mismo tono). Como las lenguas urálicas también tienen esta característica, se ha sugerido una relación genética o un prolongado contacto entre ambas. Es por esta razón por la que algunos especialistas incluyen a las lenguas japonesa y coreana dentro de la familia altaica. 

Las características más sobresalientes comunes son:

  • El singular se marca numéricamente.

  • No hay preposiciones sino posposiciones.

  • Ausencia del pronombre relativo.

  • Ausencia del verbo 'tener'; la posesión se indica por el caso dativo o construcciones posposicionales.

  • Todas las lenguas altaicas tienen terminaciones de casos que muestran un paralelismo básico. El número de casos varía entre una docena en las lenguas tungús a cinco o seis en las túrcicas.

  • No hay géneros gramaticales ni artículos.

  • Todas las lenguas altaicas son aglutinantes.

  • Se observa armonía vocal en toda la familia, menos cuando la influencia foránea es muy fuerte.

  • Un sistema consonántico muy simple.

Las lenguas altaicas difieren de las lenguas vecinas de Asia oriental en dos importantes aspectos: No tienen el lenguaje honorífico y no hay diferencia significativa entre el habla de las mujeres y de los hombres. Más aún, las distinciones de género están ausentes, no habiendo género gramatical y existiendo pocas terminaciones en femenino. Tampoco existen palabras distintivas para 'él' o 'ella'.

El sistema fonológico de las lenguas altaicas tiende a ser simple. Las sílabas son normalmente abiertas terminando en vocal, teniendo la mayoría el modelo consonante-vocal. La agrupación de consonantes no es normal en las lenguas altaicas y se usan relativamente pocas consonantes. El sistema vocálico reconstruido del proto-altaico tiene alguna similitud con el sistema cúbico del turco, que es un sistema simétrico de ocho vocales definidas por tres oposiciones fonológicas: posterior/no posterior, alta/no alta y redondeada/no redondeada. Algunas lenguas altaicas distinguen entre vocales cortas y largas.

Las lenguas altaicas muestran dos clases de armonía sonora que afecta a las vocales y a las oclusivas velares. En las palatales hay armonía vocal, siendo todas las vocales de una palabra posteriores o frontales; las consonantes velares /k g/ sólo ocurren con vocales frontales y las velares posteriores /q g/ se dan sólo con vocales posteriores. Las lenguas tungús-manchúes han mezclado ciertos pares de vocales frontales o posteriores, comprometiendo la armonía vocal en las raíces aunque reteniéndola en los sufijos.

La armonía vocal palatal se ha perdido o debilitado en muchas lenguas de las tres ramas, en algunos casos, como la uzbeka, atribuida a influencia extranjera, pero en otros casos por otras razones. En otras lenguas las vocales neutrales se han desarrollado por mezclas de vocales frontales y posteriores.

La armonía labial vocal es un desarrollo posterior y difiere en las lenguas túrcicas y mongolas, coincidiendo en las primeras una vocal alta en el redondeo con la vocal de la sílaba anterior, como en turco el-in 'de la mano' ('mano' es genitivo) pero köy-ün 'del pueblo'. En las lenguas mongolas las vocales no altas no son redondeadas excepto cuando sigue una vocal no alta redondeada a la sílaba precedente, como en jalja ger-ees 'desde la casa' ('casa' es ablativo), ötsögdr-öös 'desde ayer'.

Hay pocas palabras cognadas en las tres ramas de las lenguas altaicas. Un ejemplo de ello se aprecia en los números de la tres familias ('dos' en mongol clásico es qoyar, en turco es iki y en manchú es juwe). Las lenguas altaicas han recibido muchos préstamos de otras lenguas, altaicas y no altaicas, si bien el núcleo del vocabulario y los marcadores gramaticales son nativos. Aunque estas lenguas estuvieron en contacto con hablantes semitas, indoeuropeos y urálicos, pocos préstamos prehistóricos se han identificado. Las mayores influencias foráneas vinieron posteriormente, con la conquista o la conversión religiosa. La traducción de textos religiosos en particular, budistas en el caso de las mongolas e islámicos (en árabe o persa) en el caso de las túrcicas, jugó un gran papel en la transmisión de vocabulario extranjero a las lenguas altaicas. Por ejemplo, la influencia irania sobre el sistema de sonidos del uzbeko y las construcciones sintácticas en turco.

Desde los primeros tiempos las lenguas que estuvieron en contacto con el chino un gran número de préstamos administrativos, políticos, culturales y científicos. Especialmente el vocabulario manchú fue fuertemente achinado, aunque el mongol no tanto. A su vez cada uno tuvo préstamos del otro, especialmente el manchú del mongol.

En tiempos modernos se han incorporado muchos términos internacionales científicos, políticos y culturales del inglés, francés y de origen clásico a las lenguas altaicas de Asia central a través del ruso. La tendencia ha sido escribir estos términos como en ruso pero pronunciados según la fonología de la lengua receptiva. También hay un número de calcos que han entrado en las lenguas altaicas del ruso y chino, aunque el ruso ha tenido menor influencia sobre la estructura sintáctica.

La contribución de las lenguas altaicas a otras familias de lenguas no ha sido grande, teniendo que ver principalmente con palabras relativas a la cultura altaica (como bey, kumiss y yurt), aunque hay palabras como cosaco, dalai, horda, kan, mogul, shaman y yogurt que han entrado en el vocabulario internacional. 

Las lenguas altaicas son aglutinantes en estructura de la palabra, es decir, las palabras se forman por adición de afijos, especialmente sufijos, a la raíz. Un número relativamente grande de tales afijos se puede añadir resultando en casos extremos de palabras polisilábicas y polimorfémicas de considerable extensión (aunque el límite normal es de tres a cuatro morfemas por palabra). Cada morfema en un apalabra tiene un significado o una función gramatical distintiva. La identidad fonológica de cada morfema es preservada con poca o ninguna modificación del elemento de una palabra por otro. La palabra turca in-dir-il-emi-y-ebil-ecek-ler 'puede ser que no serán capaces de bajarlo' es analizable como raíz-causativo-pasivo-impotencia-potencial-futuro-tercera persona plural. La mongol eke-yin-iyen 'de la propia madre de uno' como raíz-genitivo-reflexivo-posesivo.

La morfología de las lenguas altaicas es simple, mostrando poca irregularidad, por ejemplo en turco sólo hay un verbo irregular, no habiendo distinciones de clases de raíces verbales o nominales (conjugaciones) que requieran un juego especial de terminaciones.

El nombre y el vero son altamente declinables, pero no el adjetivo que no concuerda con lo que modifica. El nombre tiene un afijo plural pero los numerales se usan con el singular, como 'dos hombre' y el plural no se usa cuando el sentido general está implícito, por ejemplo 'lee libros' puede ser traducido como 'lee libro'.

Las lenguas altaicas son ricas en casos: la manchú tiene cinco, la turca seis, el mongol clásico siete y algunas tungús-manchúes (evenki) hasta catorce. Los pronombres altaicos tienen algunas peculiaridades; el caso nominativo para 'yo' muestra una raíz especial en las mongolas y en las tungús-manchúes (por ejemplo en mongol clásico bi 'yo' pero el genitivo minu 'mi'). Estas lenguas hacen una distinción entre el exclusivo 'nosotros' (en el que no se incluye al oyente) y el inclusivo 'nosotros' (que sí lo incluye). El uso del pronombre en la segunda persona plural (vosotros) como forma cortés del singular es general en las lenguas altaicas. Para la tercera persona se usan pronombres demostrativos; así 'ellos' es literalmente 'esos' o 'estos'. Las formas posesivas del pronombre se usan ampliamente en lugar de los artículos definidos.

La morfología del verbo es muy compleja, aunque en unas pocas lenguas las terminaciones personales concuerdan en persona y número con el sujeto del verbo y no hay categoría de modo. Etimológicamente casi todas las formas verbales de las palabras tienen origen nominal. Las lenguas altaicas poseen una rica variedad de verbos auxiliares.

La sintaxis de las lenguas altaicas ha permanecido estable y resistente a la influencia extranjera. Las categorías léxicas de las lenguas altaicas son menos distintivas que en otras familias. La palabra dumda en mongol clásico, por ejemplo, puede ser un nombre, un adjetivo, un adverbio o una posposición. Las lenguas altaicas usan posposiciones que forman frases con el nombre que la precede, en lugar de preposiciones, que forman frases con el nombre que las sigue. No hay artículos, usándose los adjetivos demostrativos o los pronombres posesivos para significar los artículos determinados y el numeral 'uno' para los indeterminados.

Las lenguas altaicas no tienen cláusulas relativas, usándose en su lugar construcciones de participio, como en turco yemege gelen adam 'el hombre (que) viene a cenar' (literalmente 'cenar-a viene hombre'

Hay poca transformación de estructuras básicas; por ejemplo el orden de la frase no se invierte en las preguntas sino que se usa una partícula interrogativa o un palabra de interrogación, como en turco Fatma kim-dir '¿Quién es Fatma?' (literalmente ¿Fatma quién es?).