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Grupo Septentrional

Historia

Las lenguas escandinavas son las lenguas germánicas septentrionales habladas en Escandinavia. Algunas veces, especialmente en los países escandinavos, el término "escandinavo" se usa en un sentido estrecho para referirse a los dialectos y lenguas mutuamente comprensibles de Dinamarca, Noruega y Suecia (incluyendo partes de Finlandia) y el término "nórdico" se usa en un sentido más amplio para incluir el islandés y el feroés; sin embargo usaremos el término "escandinavo" en el sentido amplio.

El escandinavo común es el término usado para las lenguas germánicas habladas en Escandinavia durante el período de las "Grandes Migraciones", durante el cual la organización del poder era todavía local y tribal (c. 550-c. 1050). Según los historiadores Jordanes (c. 550) y Procopio (c. 554) había muchos pequeños reinos tribales en la zona que hoy es Escandinavia, rivalizando entre sí para extender su dominio a expensas de los otros.

La lengua de la Edad Vikinga (800-1050) era todavía relativamente uniforme, denominada "Lengua danesa". Como no hay manuscritos de este periodo, nuestro conocimiento depende de textos foráneos, préstamos en otras lenguas, nombres de lugares, inscripciones rúnicas y manuscritos posteriores. Referente a las inscripciones rúnicas es preciso hacer notar que hay muy pocas danesas desde el 600 al 800 y sólo unas pocas, aunque muy importantes, noruegas y suecas. Alrededor del 800 hallamos un avivamiento de la escritura rúnica en Dinamarca, aunque en una variante del antiguo alfabeto, que se denomina futhark, por las primeras letras del mismo. Durante este período hay 412 inscripciones danesas, de las cuales 240 están grabadas en piedras por familias ricas para conmemorar a sus difuntos. El joven futhark alcanzó Noruega hacia el 800, aunque sólo se conservan unas pocas inscripciones. La escritura rúnica también se halla en las Islas Británicas, Groenlandia y las Islas Feroe, aunque en Islandia es muy escasa y tardía su presencia. Suecia es el gran hogar de la epigrafía rúnica, con más de 2.500 inscripciones preservadas, que testifican de la riqueza y el poder de las familias dirigentes y proveen de valiosa información sobre el destino de las expediciones vikingas.

Como los pueblos del norte estaban ligados por las rutas marítimas es fácil ver cómo tres centros de poder comienzan a emerger: uno meridional (Dinamarca), otro báltico (Suecia) y otro atlántico (Noruega). Los reyes daneses controlaron las proximidades del Báltico, los suecos ocuparon la región del Lago Mälar y los noruegos controlaron los fiordos, sobre todo los de la costa occidental donde la navegación era mejor y el acceso a la riqueza de fuera estaba cerca y a mano. Los establecimientos de arzobispados de la Iglesia Católica Romana en Lund en 1104, en Trodheim en 1152 y en Uppsala en 1664 reflejan la división política de Escandinavia en Dinamarca, Noruega y Suecia.

Hacia el final de la Edad Vikinga, encontramos una gradual división del escandinavo común en dos ramas: escandinavo oriental, comprendiendo el reino de Dinamarca y las dos terceras partes del reino meridional de Suecia y partes adyacentes de Noruega, y el escandinavo occidental, formado por la mayor parte de Noruega y los asentamientos el Atlántico septentrional, en particular Islandia.

Podemos distinguir tres periodos en la historia del escandinavo:

  • Antiguo escandinavo (siglos VII al XV), con dos zonas dialectales: escandinavo occidental, también denominado antiguo norse, (islandés antiguo y noruego antiguo) y escandinavo oriental (danés antiguo y sueco antiguo).

  • Escandinavo moderno (siglo XV en adelante) con las lenguas escandinavas modernas.

Datos

La lengua islandesa se habla en Islandia por unas 250.000 personas, la feroesa por unas 40.000, mientras que la sueca la hablan aproximadamente 10 millones de personas, la danesa algo más de 5 millones y la noruega la misma cantidad que la danesa.

Dialectos

El grupo germánico septentrional o escandinavo está compuesto de dos subgrupos:

  • El occidental, formado por el islandés y el feroés.

  • El oriental, formado por el sueco, danés y noruego.

Escritura

 

Gramática

Las lenguas germánicas septentrionales difieren de las occidentales, pero no de las orientales, por tener ggj y ggv para las jj y ww medias, -t en lugar de -e en la segunda persona del singular del pretérito fuerte y un pronombre reflexivo sin.

La diferencia sobre las orientales, pero no sobre las occidentales, es que la original e: se convierte en a: (antiguo norse máni 'luna') y al original z se hace r, como en antiguo norse mein 'más'; además hay un nuevo pronombre demostrativo þessi 'esto' (en danés, sueco y noruego denne), las vocales posteriores se cambian a anteriores por la influencia de una i o j que las sigue

Por otra parte, las germánicas septentrionales difieren de las occidentales y de las orientales en los siguientes puntos: las vocales son redondeadas o no redondeadas cuando siguen a la u o a la w, hay una pérdida de la j inicial y de la w antes de vocales redondeadas (antiguo norse ár 'año', ungr 'joven', orð 'palabra'), pérdida de nasales finales (antiguo norse fara 've'), diptongación de la e corta a ja o jw (antiguo norse jafn 'incluso' jwrd 'tierra'). Hay nuevos pronombres para la tercera persona del singular (antiguo norse hann 'él' hon 'ella'), se liga el pronombre reflexivo al pronombre sik al verbo para hacer una nueva voz pasiva media en -sk, -st o -s (finna sik 'hallarse uno mismo' se convierte en antiguo norse en finnast 'ser hallado, existir', danés findes), se liga el demostrativo inn 'eso' a los nombres como artículo definido (antiguo norse fotrinn 'el pie', noruego y sueco foten, danés foden) salvo en Jutlandia occidental, y se usa -t como marcador del neutro en pronombres y adjetivos (antiguo norse stórt 'grande' de stór-).

Además las lenguas septentrionales emplean es (que cambió a er) y más tarde a sum como pronombre relativo indeclinable. También perdieron prefijos germánicos como ga- (alemán ge-) y contiene un considerable número de palabras como hestr 'caballo', fær o fár 'oveja', griss 'cerdo', gólf 'suelo' y ostr 'queso' que no ocurren en germano oriental ni occidental.

Los cinco símbolos básicos vocálicos del latín se suplen por un número de símbolos especiales usados para representar las vocales con diéresis; por ejemplo, hay una y (pronunciada como la alemana ü), æ (usada en danés, noruego, islandés y feroés) y la correspondiente ä (usada en sueco), ø (en danés, noruego y feroés) y la correspondiente ö (en sueco e islandés) y å (también escrita aa, usada en danés, sueco y noruego). Islandés y feroés usan acentos sobre vocales que eran largas en antiguo norse pero ahora son casi diptongos (á, é, í, ó, ú, e ý).

Los símbolos consonánticos son los usuales latinos salvo þ (thorn) y ð (eth) que se usan en islandés para la th sorda y sonora (ð se usa en feroés con diferente valor). Los préstamos que contiene las letras c, q, w, x, y z han sido naturalizados al ser sustituidos, respectivamente, por k or s, kv, v, ks y s, por ejemplo kontakt 'contacto' pero en noruego sigar 'cigarro' frente al danés y sueco cigar.

El acento se pone siempre en la primera sílaba en palabras nativas con esporádicas excepciones en las compuestas. Si se pone en una sílaba posterior ello indica que es un préstamo de otras lenguas, salvo en islandés, que acentúa todas las palabras en la primera sílaba, al igual que ocurre en los dialectos noruegos orientales.

El tono es normalmente alto en la sílaba acentuada, descendente al final de la frase y elevado para una pregunta que implica sí o no. Una excepción a esta regla se da en los dialectos noruegos orientales y en algunos suecos en los que la sílaba acentuada es baja y el tono se eleva a veces al final de la frase. En la mayoría de los dialectos suecos y noruegos y en algunos daneses hay un tono especial en la palabra por el que los monosílabos tienen una clase de tono mientras que los polisílabos tienen otro. El primer tipo de tono es normalmente alto o bajo en la sílaba acentuada, como en otras lenguas germánicas, mientras que el segundo es más complejo y varía de región a región. En danés los tonos han sido reemplazados por glotalización en casos en los que el noruego y el sueco tienen el primer tipo.

En sílabas acentuadas la vocal o la consonante siguientes son largas, salvo en danés. Una vocal corta puede ir seguida de un grupo consonántico, pero una vocal larga nunca puede ir seguida por una consonante larga. Las sílabas no acentuadas pueden llevar una vocal corta seguida de una consonante corta o larga. En danés este último modelo se permite en sílabas acentuadas.

El sistema vocálico escandinavo antiguo consistía de nueve vocales que podían ser largas, cortas y nasalizadas, cada una de ellas: las frontales no redondeadas (i, e, æ), frontales redondeadas (y, ø), posteriores redondeadas (u, o, w) y posterior no redondeada (a). Había tres diptongos (ei, au, øy). Aunque muchas de ellas están presentes en algunos dialectos, ha habido muchos cambios. Las vocales nasalizadas han desparecido aunque estuvieron presentes en islandés hasta el 1150. Los diptongos se hicieron vocales largas en danés y sueco en el siglo X. La vocales cortas bajas se fundieron con las vocales vecinas (æ se convirtió en e y w se hizo o y ö en islandés). La larga en antiguo norse á se redondeó a å. En noruego y sueco las vocales redondeadas se desplazaron hacia arriba y hacia adelante; las vocales no enfatizadas a, i y u han permanecido en islandés y feroés pero se han mezclado parcialmente en neo-noruego y sueco (escritas a, e, o).

Las vocales altas redondeadas (y, y:, øy) se han mezclado con las no redondeadas en islandés y feroés aunque se distinguen en la escritura. Las vocales largas se han diptongado no sólo en muchos dialectos, como jutlandés, skåne y noruego occidental sino también en el islandés y feroés normativos (islandés é, pronunciada /je/, ó /ou/, á /au/, æ /ai/; feroés í /ui/, æ /æa/, etc). Un desplazamiento cuantitativo tuvo lugar en la etapa final de la Edad Media, cuando las vocales cortas fueron prolongadas delante de consonantes simples y las vocales largas fueron acortadas delante de grupos consonánticos.

El sistema consonántico contenía las oclusivas sordas p, t, k, las sonoras b, d, g, las aspirantes sordas-sonoras f/v, þ/ð, x/g, las nasales m, n, una sibilante s, las líquidas l, r y las semivocales w, j. Los principales cambios fueron como se sigue: las oclusivas cortas sordas se convirtieron en sonoras tras las vocales, en danés y sus dialectos vecinos, haciéndose parcialmente abiertas para llegar a ser aspirantes o semivocales (tapa se convirtió en tabe 'perder', Øt se hizo ud 'fuera', kakur se convirtió en kager 'pasteles'. Las oclusivas velares k, g y sk se palatalizaron delante de vocales frontales para mezclarse con kj, gj y skj, como ocurre todavía en islandés, mientras que en feroés, noruego, sueco y muchos dialectos daneses se convirtieron en tj, dj y stj o incluso en aspirantes abiertas ç, j y š, mientras que danés han vuelto a ser k, g, y sk. La sonora f se mezcló con w para ser v aunque todavía se escribe f en islandés; en danés la f y la w se pronuncian como w tras una vocal. La sorda þ se hizo t (ocasionalmente h en feroés) y la sonora þ /ð/ se hizo d, salvo en islandés. La sorda x se hizo h inicialmente delante de vocales pero se perdió en los demás casos. El sonido r fue aislado a los sonidos dentales (l, n, s, t, d) para hacer una serie de consonantes retroflejas en muchos dialectos suecos y noruegos, incluyendo los de Oslo y Estocolmo. En sueco occidental y noruego central y oriental un original l en ciertos contextos y la combinación evolucionaron en un nuevo sonido definido como vibrante retrofleja. Durante los últimos siglos el sonido r se ha convertido en uvular r /r/ en danés, sueco meridional y noruego noroccidental, expandiéndose hasta el día de hoy por Noruega y Suecia.

El escandinavo antiguo tuvo un sistema de cuatro casos: nominativo, acusativo, dativo y genitivo y dos números. Las formas actuales de las desinencias dependen de la clase de raíz del nombre o del adjetivo. Los verbos se conjugan por tiempo y modo, persona y número. Este sistema se preserva en islandés. En feroés las declinaciones han sido simplificadas y hay sólo tres casos que se usan, habiendo sido el genitivo reemplazado por frases preposicionales compuestas.

El actual sistema de casos en danés, dano-noruego, neo-noruego y sueco es idéntico en todas ellas. Los nombres tienen formas singulares y plurales, pudiéndose el artículo determinado usarse como sufijo a ellos; los adjetivos tienen singulares neutros marcados por -t y plurales marcados por una vocal (-e o -a) y formas débiles usadas tras los determinativos que son idénticos en las formas plurales; los comparativos se marcan con r y los superlativos con st. Hay pronombres de cortesía que son idénticos con la segunda persona del plural (sueco ni, islandés þér, feroés tygum y neo-noruego de) o la tercera persona del plural (danés y dano-noruego De). En Noruega y Suecia el uso de formas de cortesía se ha quedado obsoleto. En islandés y feroés los antiguos duales han tomado la función de plurales (islandés við 'nosotros', þið 'vosotros', feroés vit 'nosotros', tit 'vosotros'). Cada pronombre personal tiene un pronombre posesivo correspondiente, siendo la tercera persona idéntica con el genitivo del pronombre e invariable. Los pronombre posesivos para las otras personas y el reflexivo sin se declinan por genero y número como la mayor parte de los otros pronombres y artículos. Los verbos se conjugan para el tiempo solamente con -r como marcador para el presente (aunque en neo-noruego no hay terminación para indicar el tiempo presente en los verbos fuertes), mientras que en el pretérito la raíz vocálica cambia en los verbos fuertes y un sufijo dental en los verbos débiles. El infinitivo de los verbos tiene sufijos invariables (-a o -e para el infinitivo, -ande o -ende para el participio presente y -at o -et para el participio perfecto), salvo en sueco y neo-noruego que marcan el género cuando el participio perfecto se usa como adjetivo.

El neo-noruego, islandés y feroés tienen tres géneros: masculino, femenino y neutro, mientras que el sueco y el danés combinan el masculino y el femenino en un género común. El sueco y el neo-noruego (en parte) preservan los plurales no neutros en -ar, -er y -or que se mezcla como -er en dano-noruego; en danés se ha convertido en -e aunque ha surgido un nuevo plural en -er para los préstamos. El tiempo pasado de la clase más larga de los verbos débiles (en antiguo norse -aði) termina en -a en noruego, -et o -a en dano-noruego, -ede en danés y -ade en sueco (normalmente pronunciado /a/). El tiempo presente de los verbos fuertes es monosilábico en neo-noruego, teniendo un tono alto o bajo en la sílaba acentuada en dano-noruego y sueco y glotalización en danés. En dano-noruego, sueco y danés tiene -s.

La reducción de la complejidad morfológica ha ido acompañada por un orden más rígido de los elementos de la frase. Las principales cláusulas tienen al verbo finito en segunda posición, pudiendo ser precedido por casi cualquier otra sentencia constituyente, la mayoría de las veces por el sujeto. Cuando el sujeto no precede al verbo lo sigue. El verbo no finito sigue al sujeto pero precede al objeto y a los adverbios, salvo en frases adverbiales y ciertos adverbios de tiempo que pueden preceder al verbo no finito. En islandés las cláusulas subordinadas tienen la misma estructura básica que las principales; en otras lenguas los verbos siempre siguen al sujeto y a cualquier sentencia adverbial. Los verbos complejos se forman con auxiliares, como kan 'poder' e infinitivos o con los auxiliares perfectos ha(ve) 'tener' y 'tener' (islandés geta) y el participio perfecto. Los verbos que indican posición se combinan con el verbo principal, como en dano-noruego han sitter [står, går, ligger] og prater 'él se sienta (levanta, camina, yace)'. El islandés tiene construcciones especiales para el presente y el perfecto (er að ganga ‘va yendo' o er buinn að ganga, literalmente, ‘va yendo a través').

Las grandes diferencias entre las lenguas noruega, sueca y danesa son las siguientes:

  • El neo-noruego y el sueco usan el nominativo tras una cópula, mientras que el dano-noruego y el danés usan el acusativo.

  • Un pasivo complejo se forma con el antiguo escandinavo verða (sueco varda, neo-noruego verta) o el bajo germano bliven (danés blive, dano-noruego bli) y el participio perfecto.

  • Un participo verbal precede al objeto en sueco (Jag brände upp den/tidningen 'quemé el periódico') pero lo sigue en danés (Jeg brendte den/avisen opp) mientras que en noruego se usan ambas posibilidades (Eg brende henne opp/Eg brende opp avisa).

  • El pronombre reflexivo sin se usa en el singular y plural de los sujetos, menos en danés que sólo lo usa en el singular.

  • El artículo determinado se indica mediante una forma ante del adjetivo y un sufijo tras el nombre, menos en islandés y danés (ejemplos, det store [stora] huset 'la casa grande' en noruego y sueco donde det y -et significan 'el' pero en danés el sufijo -et no se usa, de ahí det store hus.

  • Un posesivo puede seguir al nombre en islandés, feroés y noruego pero no en danés o sueco (islandés hesturinn minn 'mi caballo', literalmente 'caballo mío', sueco min häst 'mi caballo'.

  • El numeral 'uno' se usa como artículo indeterminado salvo en islandés que no tiene tal artículo.

  • El sueco omite el auxiliar hava 'tener' en cláusulas subordinadas (Huset jag sett 'la casa que he visto'.

El tronco cotidiano de las palabras escandinavas, incluyendo las que más veces se repiten es indoeuropeo y germánico en su esencia. De las doscientas mil palabras contenidas en los grandes diccionarios de cada lengua escandinava la inmensa mayoría son compuestos o derivados de palabras más simples o de préstamos de otras lenguas, muchas de naturaleza científica y cultural. A finales del siglo XX la principal fuente de préstamos en las lenguas germánicas septentrionales era el inglés.

El islandés preservó sus poderes creativos de lengua antigua al no permitir que se aceptaran nuevas palabras en forma no asimilada. En todo lo posible se han creado nuevos compuestos y derivados para evitar préstamos extranjeros. En cierta medida el feroés y el neo-noruego han seguido esa línea aunque sin el éxito del islandés. El danés, el sueco y el dano-noruego han adoptado numerosas palabras germanas junto con sus prefijos y sufijos, como betale en danés y noruego y betala 'pago' en sueco para el bajo alemán betalen.

El vocabulario del danés, sueco y noruego consiste de un núcleo nativo, un estrato medio germánico y un estrato superior internacional. Aunque hay algunas diferencias entre las lenguas en la exacta composición de esos estratos, hay también un considerable acuerdo, siendo las diferencias en palabras de origen local y en préstamos de diferentes orígenes.