Mientras que el origen de las modernas lenguas germánicas septentrionales se
puede trazar hasta un homogéneo germánico
septentrional, no sucede lo mismo con las lenguas germánicas occidentales. Según Tácito existieron tres
dialectos que podríamos denominar germánico septentrional marítimo (ingwaeonic),
germánico Rin-Weser (istwaeonic) y germánico Elba (herminonic).
Esta división tripartita no guarda relación directa con la actual
clasificación de lenguas, pero no obstante el (alto) alemán normativo se
relaciona con los dos últimos grupos dialectales antes mencionados, y el
inglés y el frisón, y en menor medida el bajo alemán y el
holandés, pueden
trazarse hasta el primero, si bien con la discontinuidad geográfica por las
invasiones vikingas y normandas francesas de los siglos IX y X, el inglés
desarrolló una idiosincrasia tal que el inglés moderno está muy alejado de su
antecesor anglo-sajón y de sus correspondientes ingwaeonic actuales.
El antiguo y medio germánico continental comprende cuatro
zonas lingüísticas: holandés (antiguo holandés y medio holandés), alto
alemán (antiguo alto alemán y medio alto alemán), bajo alemán (antiguo
sajón y medio bajo alemán) y frisón (antiguo frisón).
Del antiguo holandés apenas hay constancia material,
extendiéndose el holandés medio desde 1170 a 1500, fecha con la que comienza
el holandés moderno. El antiguo alto alemán y el antiguo sajón se extienden
desde sus textos más antiguos en el siglo VIII hasta el año 1100; alto
alemán medio y bajo alemán medio son los términos comunes para designar el
período siguiente que se considera terminado hacia 1400 o 1500.
Las escasas pruebas textuales en antiguo holandés
(antiguo bajo fráncico) consisten de glosas, un corto versículo y una
traducción, de la fragmentaria obra Wachtendonck Psalms. Aparte de
glosas y textos menores, el documento más importante en antiguo sajón es la Heliand,
una larga épica bíblica en versos alternativos. También hay traducciones
y adaptaciones del latín de material religioso que formarán la mayor parte de
los registros en antiguo alto alemán.
Las fuentes en holandés medio, y alto y bajo alemán
medio son más abundantes y muestran una gran diversidad que en el periodo
anterior. Los documentos son administrativos y legales tales como cartas y leyes
así como literatura secular y religiosa, tanto en prosa como en verso.
El antiguo y medio alto alemán se habló y escribió en
el centro y sur de Alemania, por debajo de la línea denominada Benrath. El bajo
alemán era la lengua del norte, es decir, las partes septentrionales de
Alemania y las provincias orientales de Holanda. El bajo y el alto alemán
cubren un grupo de varios dialectos. Los tres grandes dialectos del antiguo alto
alemán son: fráncico (superior), bávaro y alemánico. La característica
común de estos dialectos es el desplazamiento de sonido antiguo alto alemán.
Este desplazamiento probablemente ocurrió en el siglo VI y dividió los
dialectos germanos continentales en alto alemán y un grupo bajo alemán,
incluyendo en este último no sólo el bajo alemán sino también el holandés.
Las obras literarias en alto alemán medio desde 1150 en
adelante adquieren una uniformidad muy remarcable, cosa que se perderá cuando
la literatura cortesana decaiga hacia 1250. El bajo alemán medio fue usado
como lengua oficial desde 1370 por la Hansa, la liga comercial que englobaba a
varias ciudades, lo que significó que el bajo alemán medio fue la lengua
internacional del Báltico y como tal ejerció una considerable influencia sobre
las lenguas escandinavas.
Durante el siglo XVI la importancia de la Hansa
desapareció y el alto alemán reemplazó al bajo alemán como lengua escrita
tanto en las ciudades y entre las clases superiores en el norte de Alemania. El
bajo alemán, o como más tarde se denominó, platt, fue la lengua de las
clases bajas, prohibida en las escuelas y considerada vulgar.
Pero ni del alto ni del bajo alemán emerge una lengua
normativa durante el período del alemán medio. La misma situación se da
con el holandés en sus primeras etapas; los grandes dialectos holandeses,
usados hoy día en los Países Bajos (con la excepción de Frisia y Groningen)
y en las partes septentrionales de Bélgica durante la Edad Media, eran
el brabantino, el flamenco, el holándico, el limburgués y el llamado dialecto
oriental. El último la lengua de las provincias septentrionales de los Países Bajos que
tuvieron varias características tales como la mutación de
una vocal larga y la retención de la /l/.
El dialecto oriental, que cubría la zona del río Ijssel
hacia el noreste, gradualmente pasó a la del bajo alemán, por lo que la
línea fronteriza lingüística no coincide con la actual política. El dialecto limburgués comparte varias
características con el alto alemán.
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