La lengua aramea está atestiguada por un período de casi 3.000 años y en
el cual ha experimentado un sinfín de cambios gramaticales, variantes y uso. A
grandes rasgos se podría hacer un cuadro generalizado de sus etapas de la
siguiente manera:
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Arameo antiguo (850-612 a. C.)
Este período se caracteriza por el ascenso de los arameos como una
potencia en la historia antigua del Medio Oriente, en la adopción de su
lengua como lengua internacional de la diplomacia en las últimas fases del
Imperio neo-asirio y la dispersión de los pueblos de habla aramea desde
Egipto hasta la Baja Mesopotamia como resultado de las deportaciones asirias.
Los textos actuales pueden ser agrupados en varios dialectos:
Siríaco normativo (o arameo antiguo occidental) (siglos IX-VIII a. C.),
con inscripciones procedentes de Aleppo y sus alrededores, conteniendo estelas
conmemorativas y tratados internacionales.
Samalian: En la actual Zincirli, las dinastías del reino neo-hitita
de Sam'al escribieron sus inscripciones dedicatorias primero en fenicio, luego
en un dialecto arameo local y finalmente en el sirio antiguo arameo.
Fajariyah: En el Alto Habur se encontró una estatua con una
inscripción bilingüe neo-asiria y aramea, cuya ortografía e inscripción
son de la mayor importancia para la historia del alfabeto.
Mesopotamio: Este dialecto consiste de textos breves económicos y
legales grabados sobre tablillas de arcilla; al igual que el de Fajariyah
recibe una considerable influencia acadia.
Deir Alla: Este importante aunque fragmentario texto pintado en las
paredes de un lugar de culto en el valle del Jordán, trasmite una visión de
Balaam, hijo de Beor, el profeta del que se habla en la Biblia en Números
22-24. Algunos expertos clasifican la lengua de este texto como cananea, lo
cual indica que a estas alturas no es fácil discernir la división entre
cananeo y arameo.
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Arameo Imperial (600-200 a. C.)
Durante este período el arameo se expande más allá de las fronteras de
su tierra nativa hasta los territorios de los Imperios neo-babilonio y persa,
desde el Alto Egipto hasta Asia Menor y hacia el este llega al subcontinente
indio. Desafortunadamente sólo una pequeña parte del vasto corpus de
documentos administrativos, anales y cartas de esos imperios han sido
preservados, debido a que fueron escritos con tinta en materiales perecederos,
en contraste con la escritura cuneiforme grabada en tablillas de arcilla. Los
mayores hallazgos provienen de Egipto, donde el clima seco ayudó a la
preservación de los papiros y el cuero. Estos hallazgos se pueden clasificar
así:
Las cartas oficiales recogidas en el libro Esdras hay que clasificarlas en
esta categoría de arameo Imperial, pues tanto su lenguaje como su estilo son
propios de este período.
Desde una perspectiva lingüística, lo que caracteriza este período
por encima de todo es que se produce el desarrollo de una lengua y su
ortografía, en la que el arameo babilónico hablado y escrito por los persas
educados será el modelo normativo, modelo que durará unos mil años.
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Arameo Medio (200 a. C.-250 d. C.)
En este período, en el que dos potencias van a marcar la diferencia,
Grecia y Roma, el griego reemplaza al arameo como lengua administrativa del
Medio oriente, en tanto que en varias regiones de habla aramea comienza el
proceso de desarrollo de dialectos independientes unos de otros. Se podría
subdividir este período en lo que a textos se refiere en dos grandes
categorías: epigráfica y canónica.
Canónica
Daniel. Las porciones arameas de este libro de la Biblia, que en
contraste con las de Esdras claramente pertenecen a este dialecto y no al
Arameo Imperial.
Literatura judía aramea
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Qumrán. Entre los Rollos del Mar Muerto la mayor parte del
material extrabíblico no sectario está en arameo, lo que incluye
el Tárgum de Job, el Génesis apócrifo, los Libros de Enoc y
el Testamento de Leví.
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Los Targumes de Onquelos y Jonatán.
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Fórmulas legales preservadas en la literatura rabínica.
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Ideogramas Iranios Medios. Tras un breve flirteo con el sistema cuneiforme
para sus inscripciones monumentales -antiguo persa- los persas
adoptaron la escritura aramea para poner por escrito su lengua y en parto y
phalevi, los ideogramas arameos se usaron para indicar lexemas persas.
También es de este período, aunque en su etapa temprana, el material arameo
preservado en escritura demótica en el papiro Amherst 63, que consiste de un
ritual de año nuevo y el relato del conflicto entre los dos hermanos asirios,
Asurbanipal y Shamashshumukin.
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Arameo Clásico (200-1200 d. C.)
El grueso de evidencia del arameo de este período viene de la literatura y
de ocasionales inscripciones. En los primeros siglos de esta etapa los dialectos
arameos son todavía ampliamente hablados, pero en la segunda mitad
de este tiempo, el árabe va a desplazar al arameo como lengua que habla la
mayor parte de la población. Aunque los dialectos de este período se
dividieron generalmente en dos ramas (oriental y occidental), parece ser que es
mejor dividirlos en tres: palestiniense, sirio y babilónico.
Palestiniense
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Judaico. Inscripciones (principalmente de sinagogas). Targúmico:
el dialecto de los Tárgumes palestinienses (genizah de El Cairo).
Galileo: el dialecto del Talmud y los midrásh de la tierra de
Israel.
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Cristiano. Un pequeño grupo de inscripciones, traducciones
bíblicas y leccionarios litúrgicos de la región de Judea
escritos en alfabeto siríaco.
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Samaritano. Dos traducciones diferentes del Pentateuco,
literatura poética y obra exegéticas.
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Sirio
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Siríaco. La lengua litúrgica de los cristianos orientales es
la mejor documentada de los dialectos arameos. La ortografía siríaca se basa en el arameo
literario normativo, mientras que
su léxico y gramática provienen de la ciudad de Edesa.
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Literatura aramea judaica tardía. Los tárgumes del Pseudo-Jonatán,
de los Salmos y de Job y la traducción de obras cuyos originales hebreos
o arameos se han perdido.
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Babilónico
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Judaico. La lengua hablada por los judíos de Babilonia se
conservó principalmente en grandes partes del Talmud babilónico
(registrado
por las Academias de los siglos IV y V d. C.) Dialectos ligeramente diferenciados se hallan en los "cuencos
mágicos" (encantamientos escritos en vasijas de cerámica) y
en la literatura halájica del período post-talmúdico de los gaones
de Babilonia. Las tradiciones orales y escritas de los
judíos del Yemen son fuentes importantes para este material.
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Mandeo. La lengua hablada y escrita
por una secta gnóstica no cristiana. La secta misma cree que sus
orígenes están en
Palestina, pero su lenguaje es totalmente apropiado para la
Mesopotamia meridional.
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