Familia Afro-asiática
Historia
Aproximadamente unas 240 lenguas afroasiáticas se hablan a
través del tercio septentrional de África, desde Marruecos y Mauritania en el
Atlántico hasta Egipto, Sudán, Etiopía y Somalia en el lado oriental de la
costa mediterránea y el cuerno de África. Además hay lenguas semíticas en
muchos países de Oriente Medio, como Arabia Saudita, Jordania, Israel, Líbano,
Siria e Iraq.
Por razones culturales y geográficas, la familia semítica fue
la primera rama de la familia afroasiática que fue reconocida por los
estudiosos europeos. La conexión existente entre el hebreo, arameo y árabe ya
había sido conocida por los eruditos judíos y musulmanes desde tiempo atrás,
aunque el francés Guillaume Postel en 1532 la definió. En 1702 Hiob Ludolf
extendió a este núcleo semítico las lenguas semíticas
etiópicas, acuñando
en 1781 Schlözer el término semítico para englobar esta rama.
Durante la primera mitad del siglo XIX, el
antiguo egipcio, el
bereber y las lenguas cusíticas fueron agrupadas en una rama denominada camita,
estableciéndose una relación entre estas lenguas y las semíticas, con lo que
la familia se denominó camito-semítica.
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Datos
Las
lenguas afroasiáticas son habladas por unos 175 millones de personas, aunque
sólo unas pocas lenguas cubren la mayor parte de ese número. Sólo el
árabe es hablado por unos 100 millones de personas, seguido a distancia por el
hausa (12 millones de nativo hablantes y 13 millones que lo hablan como segunda
lengua), amhárico (8 millones), oromo (7 millones), tigriña (4 millones),
silha (3 millones), hebreo (3 millones), tamazight (2 millones), somalí (2
millones), cabileño (1 millón) y
riff (1 millón).
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Dialectos
La familia
afroasiática tiene seis ramas:
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Antiguo egipcio, que en sus últimos años de existencia fue
conocido como copto, se extinguió en el siglo XVII, aunque las iglesias
coptas lo usan en su liturgia.
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Bereber, hablado por unos 11 millones de personas en
Marruecos y Argelia mayormente, aunque también hay lenguas bereberes en
Túnez, Libia, Mauritania y Senegal. En su momento estas lenguas se hablaron
por todo el norte de África, pero la expansión árabe con el surgimiento
del Islam en el siglo VII d. C. restó protagonismo a estas lenguas y de
hecho la mayor parte de nativo hablantes bereberes (sobre todo los hombres)
son bilingües en árabe. Los tuaregs, ampliamente dispersos por Níger,
Malí y Nigeria también hablan una lengua bereber.
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La rama chádica, con unas 125 lenguas y 30 millones
de
hablantes, se localiza sobre todo en Chad, Níger, Nigeria, Camerún y la
República Centroafricana. Una sola lengua, hausa, reúne al 80 por ciento de
hablantes chádicos. La rama chádica se subdivide
en:
-
Chádico occidental.
-
Biu-Mandara.
-
Chádico oriental.
-
Masa.
-
Omótica es otra rama de las lenguas afroasiáticas con 1
millón de nativo hablantes, principalmente en Etiopía occidental y norte de
Kenia. Esta rama la forman unas tres docenas de lenguas.
La rama omótica se subdivide en:
-
Omótico septentrional.
-
Omótico meridional.
-
Las lenguas cusíticas, con 12 millones de hablantes, se
hallan en Sudán, Etiopía, Kenia, Somalia y Tanzania.
La rama cusítica se subdivide en:
-
Las lenguas semíticas se hablan en el norte de África y el Medio
oriente. En total son unas 20 lenguas y 120 millones de hablantes, siendo la
más numerosa, como ya hemos dicho, la árabe. En cuanto a número de lenguas
semíticas, Etiopía registra la mayor cifra.
La rama semítica se subdivide en:
- Nororiental.
- Noroccidental.
-
Meridional.
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Escritura
Gramática
Las lenguas afroasiáticas, con la excepción
de las chádicas, omóticas y
cusíticas, muestran una característica inusual: la mayor parte de sus
raíces verbales, de las cuales derivan los nombres, consisten de tres consonantes, con semivocales contando como
consonantes.
El orden dominante en las lenguas semíticas, egipcio
antiguo y bereber es verbo, sujeto, objeto, aunque en
amhárico es
sujeto, objeto y verbo; en las lenguas chádicas es mayormente sujeto,
verbo y objeto, aunque también se halla verbo, sujeto y objeto,
y en las cusíticas es casi siempre sujeto, objeto y verbo.
En fonología las consonantes oclusivas ţ y q
(de k) fueron retenidas pero no la p; las africadas de
lenguas relacionadas (que comenzaron siendo oclusivas y fueron liberadas
como sonidos fricativos) si alguna vez existieron se perdieron o fueron
reemplazadas por sonidos sibilantes e interdentales (que se simbolizan
como s, th, ţh,
dh); los sonidos laterales y los interdentales se perdieron en la
mayor parte de las lenguas. Los sonidos labiales velarizados (menos en el
grupo etiópico) y todos las oclusivas post-velares se perdieron. En
cuanto a las glotales, faringeales y laringeales, seis de ellas (gh,
kh, ', h, `, h) se retienen en árabe y
se conservaron en otras lenguas semíticas en la etapa antigua. El hebreo
y el arameo retienen ', h, `, (aunque sólo kh
en hebreo moderno y en la mayoría de los dialectos
arameos);
posteriormente el etiópico y el púnico conservaron sólo ' y el
acadio sólo kh y ' (pero se convirtió en e en
palabras que anteriormente incluían gh, ' o h). El
sistema original de seis vocales cambió en todas partes, preservando el
árabe el más amplio.
La formación de las palabras se alcanza por un
intrincado sistema de infijos vocales acompañados a veces por unos pocos
sufijos o prefijos. Cada modelo de infijación, en combinación con una
raíz consonántica más los afijos, tiene su propio significado. El nombre
árabe ma-KTaB-, por ejemplo, significa 'lugar de escritura,
escuela' y KaTTaB- significa 'escritor, escriba' KaTiB- un
participio significa 'escribiendo'; ya-KTuB-u, la forma imperfecta
es 'él escribe'; yu-KaTTiB-u, otro imperfecto es 'él escribe,
él enseña a escribir' y KaTaBa, el perfecto, significa
'escribió'.
En lo referente a la morfología, el género
masculino no va marcado mientras que el femenino es -a o -(a-)t-,
aunque -t- perteneció originalmente a otra serie de marcadores de
género (en los cuales había más de dos géneros). La declinación del
nombre y del pronombre se mantuvo en la etapa antigua, con los casos
nominativo, genitivo, acusativo, dativo-locativo y locativo-adverbial. La
terminación dativo-locativo se perdió en árabe y la forma
locativo-adverbial apareció sólo en acadio. Hay rastro de un sufijo
usado al principio como artículo definido -m(a) o -n(a),
mantenido en árabe como marcador de la forma indefinida del nombre;
posteriormente aparecieron nuevos artículos definidos. El dual del
nombre se expresó en la etapa antigua pero se perdió en etapas
posteriores. El plural de los nombres se forma en semítico septentrional
por el alargamiento de la forma en singular. En el semítico meridional se
usa el plural fracto, como en árabe kalb- 'perro' kil(b-)
'perros'.
Las lenguas semíticas occidentales (salvo el etíope y las lenguas
arábigas meridionales) han perdido el antiguo imperfecto y lo han
reemplazado por el modo subjuntivo, reduciendo así el esquema vocálico.
La forma estativa del verbo, presente en acadio, evolucionó a una nueva
forma perfecta (árabe qatala 'mató', marida 'estaba
enfermo'), dejando la forma ya-qtul, que era originalmente perfecta
y jusiva (manera de expresar un deseo o una orden), por la jusiva sola.
El sistema de formación de la palabra en semítico
no favorece los préstamos, especialmente los verbales. No obstante, hay
un número de los mismos desde el sumerio al acadio; desde el acadio,
iranio y griego al arameo; desde el
persa y turco al árabe y desde el
agau y otras lenguas cusíticas a las lenguas semíticas.
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