A las lenguas iranias comprendidas en el periodo que comienza
en los siglos VIII-IX d. C. y que está marcado por los primeros testimonios de
esas lenguas en grafía árabe se las denomina lenguas neo-iranias, para
distinguirlas de las iranias antiguas y medias. El principio de esa época
coincide con la conquista árabe, la expansión del Islam y la escritura árabe¹.
La lengua persa suplantó gradualmente a las noroccidentales
(parto) en los siglos VII y VIII d. C., expandiéndose grandemente por el
territorio de Irán occidental y Jorasán. En los siglos siguientes se observa un
proceso relativamente rápido (sobre todo en los centros urbanos) de difusión
de esta lengua en Transoxiana. La población del valle de Zerafchan y otras
limítrofes que hablaban sogdiano y los hablantes de diversos dialectos
bactrianos y escito-tocarios del antiguo Tokaristán aprendieron gradualmente el
persa y, tras fases intermedias de bilingüismo, se pasaron a él. Las antiguas lenguas iranias orientales de la Transoxiana y del Tokaristán se fueron
diluyendo poco a poco, siendo suplantadas en parte por la lengua persa y
en parte por el turco².
Al pasarse al persa (tayiko) la población local le aporta
naturalmente algunos elementos fonéticos y léxicos de su antigua lengua.
También se explica el hecho que los dialectos persas difundidos por un vasto
territorio asimilaran una notable cantidad de elementos de varios sustratos: partismos,
sogdianismos, etc. Algunos de esos elementos, sobre todo los léxicos,
penetraron en la lengua literaria enraizándose en ella.
En los siglos IX y X d. C. en la parte oriental del califato
árabe, en Jorasán, Sistán y Transoxiana, se forman Estados independientes
gobernados por dinastías locales que favorecen las condiciones propicias para
la creación y desarrollo de la literatura escrita en lengua persa, que ya es la
lengua materna de la mayor parte de la población en esas vasta provincias.
Gradualmente el persa se extiende a todas las esferas de la vida política,
social y cultural, suplantando en los documentos escritos al árabe que había
predominado durante un cierto periodo.
El siglo X y los siguientes se caracterizan por una espléndida
floración de la poesía, además de la literatura científica e histórica en
lengua persa. Sería suficiente mencionar los nombres de grandes poetas como
Rudaki, Ferdowsi, Jayyam, Saadi, Hafez, Djami, del sabio Abu Ali Sina (Avicena),
de los historiadores Beyhaqi, Gardizi, Rachid od-din, para hacernos una idea de
la inmensa aportación a la cultura mundial representada en la literatura escrita en lengua persa clásica.
En esta época el persa clásico no solamente es la lengua
escrita y literaria de los pueblos persófonos del Asia Central y de Irán,
sino también de muchos otros pueblos del Medio Oriente (azerbaijanos, kurdos,
afganos, hindúes, turcos del Asia Central5, etc.). Esta
literatura en persa se forma en la Edad
Media con la aportación de variantes diversas de lengua maternas que van desde
Constantinopla a las ciudades del Turkestán oriental y del Cáucaso a la India
septentrional. Sin embargo, hay que hacer notar que el papel principal en la
formación de las normas de la lengua literaria es a costa de los poetas y
escritores de Jorasán, Sistán y Transoxiana, es decir, de las regiones que son
lugares de renacimiento y floración de la literatura en lengua persa en la
época que siguió a la conquista árabe y que marca el proceso de formación
del pueblo tayiko. Hay que tener esto presente para comprender la verdadera e
inmensa aportación que los representantes del pueblo tayiko hicieron para la
formación de la literatura persa clásica que tanto persas como tayikos consideran, con razón, su patrimonio cultural común.
El persa clásico es la base de dos lenguas literarias
modernas: el persa literario contemporáneo y el tayiko literario contemporáneo.
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