Los sonidos de las lenguas austroasiáticas son muy similares entre sí si exceptuamos a las
lenguas vietnamita y
munda, que han estado bajo influencia china e india respectivamente. La
estructura usual de la palabra austroasiática consiste de una sílaba
mayor precedida a veces por una o más sílabas menores. Una sílaba menor
tiene una consonante, una vocal menor y opcionalmente una consonante
final. La mayoría de las lenguas sólo tienen una posible vocal menor
pero algunas tienen una elección de tres (como a, i, o u) e
incluso vocales nasales (m o n) y líquidas (l o r) como vocales menores. Las
sílabas mayores están compuestas de una o dos consonantes iniciales
seguidas de una vocal mayor y una consonante final. Muchas lenguas, como
la jmer, mon y bahnar, permiten sílabas mayores sin consonantes finales
pero ninguna lengua austroasiática permite combinaciones de dos o más
consonantes finales. Las lenguas austroasiáticas
suelen tener un
sistema de vocales muy extenso pues son normales los sistemas que tienen
entre 20 y 25 vocales, habiendo algunos que llegan hasta los 30 y más. En
algunas lenguas se hallan las vocales nasales aunque en otras lenguas no
ocurren con frecuencia. Se distinguen cuatro niveles de altura en las
vocales anteriores, posteriores y centrales. En la variedad de jmer
hablada en Surin (Tailandia) se distinguen cinco niveles de altura, más
diptongos, todos los cuales pueden ser cortos o largos haciendo un total
de 36 vocales mayores.
La mayoría de las lenguas austroasiáticas, especialmente jmer, mon,
bahnar, kuay y palaung, no tienen tonos, lo cual no deja de ser
sorprendente teniendo en cuenta que las familia lingüísticas vecinas (tai-kadai,
sino-tibetana y hmong-mien [miao-yao], tienen tonos. Las
únicas lenguas austroasiáticas que los tienen, como el vietnamita, la
rama angkuica y la pakánica, se hablan en la zona
septentrional de la
familia, habiendo adquirido los tonos independientemente unas de las otras
en el curso de su propia historia como resultado del bilingulaismo y el
contacto con las familias de lenguas al norte. Muy característico de la familia austroasiática es el contraste entre
dos o más series de vocales pronunciadas con diferente calidad de voz llamada
registro. Las vocales pueden tener, por ejemplo, un registro
entrecortado, chirriante o claro. Esta peculiaridad, que es rara en todo el
mundo, se encuentra en las lenguas mon, wa y kuay, que
distinguen las
vocales entrecortadas de las claras, en las lenguas katuicas, que
distinguen las vocales chirriantes de las claras y en la rama peárica,
que contiene ambas distinciones. Estos registros tienen una diversidad de orígenes
históricos; por ejemplo, en algunas lenguas, como la mon, son
una innovación reciente, pero en otras, como las peáricas, son muy
antiguas, retrocediendo tal vez hasta la lengua ancestral proto-austroasiática. En cuanto a la morfología las lenguas munda y vietnamita muestran las
mayores desviaciones de la norma pues las lenguas munda tienen un complejo
sistema de prefijos, infijos y sufijos. Los verbos se declinan por
persona, número, tiempo, negación, modo (intensivo, durativo y
repetitivo), definición, localización y armonía con el objeto. Por otro
lado, el vietnamita apenas tiene morfología.
Entre ambos extremos, las otras lenguas austroasiáticas
tienen muchas características comunes:
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Salvo en nicobarés, no hay sufijos.
Algunas lenguas tienen
enclíticos, que son elementos adjuntos al final de frases nominales,
pero no constituyen sufijos.
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Los infijos y prefijos son comunes para que sólo la vocal o
consonante final de la raíz de una palabra permanezca intocable. Es
raro hallar más de uno o dos afijos asociados a una raíz por lo que
el número de sílabas por palabra permanece muy pequeño.
-
El mismo prefijo o infijo puede tener un amplio número de
funciones, dependiendo de la clase de nombre o de verbo al que está
asociado.
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Muchos afijos se hallan sólo en unas pocas formas fosilizadas y
muchas veces han perdido su significado.
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El lenguaje expresivo y los juegos de palabras se incorporan en una
clase especial de palabras llamadas expresivas. Se trata de una clase
distinta de los verbos, adjetivos y adverbios en el sentido de que no
pueden ser sometidos a la negación lógica. Describen ruidos,
colores, gamas de luces, formas, movimientos, sensaciones, emociones y
sentimientos no estéticos.
En la sintaxis las formas posesivas y demostrativas
y las frases relativas siguen al nombre; si hay partículas son
preposiciones, pero no postposiciones, siendo el orden de la frase sujeto,
verbo y objeto. La construcción ergativa (en la que el agente de la
acción se expresa no como el sujeto sino como el complemento instrumental
del verbo) es bastante común. La lengua munda es totalmente diferente en
su sintaxis, siendo su orden sujeto, objeto y verbo, igual que en las
lenguas dravídicas de la India.
La composición del vocabulario de las lenguas
austroasiáticas refleja su historia. Las lenguas mejor conocidas:
vietnamita, mon y jmer, proceden de la órbita de grandes civilizaciones y
tuvieron préstamos sin restricción; la vietnamita del chino, y la mon y
jmer del sánscrito y el pali.
Al mismo tiempo, estas lenguas han perdido gran cantidad de su vocabulario
original, teniendo que buscar en la selva o en las montañas a los grupos
aislados que retienen su vocabulario bien preservado. No obstante incluso
en estos grupos hay otras fuerzas que interactúan; por ejemplo, los
nombre de animales están sujetos a numerosos tabúes, evitando pronunciar
el nombre normal en determinadas circunstancias, como cazar, cocinar,
comer, etc. Esta característica también la poseen algunas lenguas papuanas.
En lugar de pronunciar su nombre genuino se usa un apodo seguido de un
juego de palabras o un adverbio expresivo describiendo al animal. Con el
paso del tiempo el nombre normal se olvida y el apodo se convierte en la palabra
usual, que, a su vez, se evita pronunciar teniendo que inventarse otro
apodo, repitiéndose así el proceso. También hay tabúes sobre nombres
propios, por ejemplo tras la muerte de una persona se evita pronunciar su
nombre y todas las palabras que se le parecen, sustituyéndolas por
metáforas o circunlocuciones. Estas sustituciones pueden explicar el por
qué de tanta diferencia de vocabulario entre lenguas que están
estrechamente relacionadas, como las nicobaresas. Nuevas palabras y finos
matices de significado se pueden introducir siempre por medio de juegos de
palabras y a partir de juegos abiertos-cerrados de formas expresivas. Loa
préstamos de lenguas próximas mayoritarias son también comunes.
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